Interacción entre la ventilación y la sanidad porcina

Interacción entre la ventilación y la sanidad porcina principios básicos para lograr el bienestar porcino

MVZ. EPA. Benjamín Sánchez García

Así como el cambio climático tiene efectos negativos en los ecosistemas de la tierra; en nuestras granjas, sucede algo parecido cuando se altera voluntaria e involuntariamente el ambiente de la misma. Una mala condición ambiental puede manifestarse en la disminución de la tasa de crecimiento, aumento en el índice de conversión, de la mortalidad y la morbilidad, disminución de los parámetros reproductivos y productivos, aumenta el gasto farmacéutico, así como el número de días ocupados de las instalaciones, etc.

Para alcanzar el máximo rendimiento en las granjas porcinas, no sólo es necesario contar con una buena genética, un adecuado manejo en los sistemas de producción, alimentación y reproducción, correctas medidas sanitarias y de bioseguridad, sino que también deberá hacerse un perfecto control ambiental.

La Producción Porcina intensiva se ha caracterizado por mantener a los cerdos en un ambiente artificial con elevadas densidades por metro cuadrado, suelos de cemento con o sin slat, mezcla de animales, etc., en donde la capacidad de adaptación a veces, es difícil de conseguir debido a las condiciones ambientales, tales como: temperatura, humedad, velocidad del aire, iluminación y gases tóxicos.

En este caso, un mal manejo de la temperatura y humedad predisponen a diversos trastornos en el comportamiento del cerdo tales como: agresividad, canibalismo y caudofagia. Así mismo, la predisposición a trastornos respiratorios, cuya frecuencia y gravedad depende esencialmente de las condiciones ambientales, más que del nivel de infección o del propio poder patógeno del microorganismo en cuestión.

Para definir cuáles son las condiciones de temperatura y humedad ideales para el cerdo, es necesario tomar en consideración ciertos factores de infraestructura tales como: aislamiento del edificio, orientación del mismo, latitud y altitud de la zona, sistema de ventilación, sistema de refrigeración, sistema de calefacción y el tipo de suelo de los alojamientos.

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Necesidades de temperatura.

La temperatura es quizás el factor ambiental más importante, recordando que los cerdos son muy sensibles a las temperaturas extremas; y sobre todo, a los cambios bruscos de la misma. El objetivo, es mantener la temperatura ambiental dentro de la zona termoneutral del animal, la cual está limitada por la temperatura crítica inferior (TCI) y la temperatura crítica superior (TCS), cuyo rango varía en función de la etapa productiva del animal; y más concretamente, en función de su peso metabólico.

En concreto, cuando la temperatura ambiental se encuentre por debajo de la TCI, el animal incrementará la producción de calor interno. Para hacer frente a las bajas temperaturas, metabolizará las reservas corporales (tejido adiposo) aumentando la ingesta de alimento; desencadenando en un pobre crecimiento, pues utilizan parte de los nutrientes en la producción de calor, empeorando el índice de conversión. Además, se observan comportamientos típicos como son: amontonarse unos a otros, descansar sobre el vientre materno, entre otros.

Por el contrario, cuando la temperatura ambiental supera la TCS, el animal tiende a reducir la actividad física y metabólica, debido a la dificultad para disipar el exceso de calor corporal, disminuyendo la ingesta de alimento (cada grado en exceso de temperatura, reduce un gramo la ingesta de alimento por kilo de peso vivo), a la vez que aumentará la respiración para disipar el calor corporal. En estas condiciones, los cerdos se separan unos de otros, se echan al suelo y se revuelcan en zonas húmedas, buscan corrientes de aire y aquellos lugares más frescos de los corrales y, si tienen la oportunidad, aumentarán el consumo de agua.

Las altas temperaturas no sólo afectan a la tasa de crecimiento sino también a los parámetros reproductivos, tanto de las cerdas (disminución de la fertilidad, prolificidad y aumento de la tasa de abortos) como de los verracos (disminución de la libido y de la calidad espermática). En las salas de maternidad, las temperaturas altas son críticas, ya que las cerdas verán disminuida la ingesta de alimento, con la consiguiente disminución en la producción de leche. La zona de termoneutralidad se encuentra entre los 15 y los 20oC de temperatura.

Las necesidades térmicas varían a lo largo de la vida del cerdo, por lo que en las diferentes fases del ciclo productivo necesitarán unas condiciones de temperatura específicas. En las primeras etapas de crecimiento (lactación y post-destete) es fundamental no reducir la temperatura, hasta que los lechones alcancen tasas de crecimiento aceleradas (por cada 100 g de crecimiento extra, la temperatura ambiente se puede reducir en un grado).

Tan importante es mantener la zona termoneutral, como evitar los cambios bruscos de temperatura, sobre todo en las primeras edades. Cambios de 5 grados o más pueden causar diarreas, neumonías e incluso la muerte en lechones de menos de 10 semanas.

En las primeras 72 horas de vida de los lechones, el control de la temperatura ambiental es de vital importancia para la supervivencia de los mismos. Recordemos que el lechón nace con un mal sistema de termorregulación, escasas reservas de glucógeno hepático, sin pelo y con un peso vivo reducido en comparación con el peso adulto (el 1% del peso vivo adulto), ocasionando que cuando la temperatura ambiental esté por debajo de la TCI, el lechón tenga dificultades para mamar (disminuyendo la ingesta energética y la tasa de anticuerpos calostrales); buscando, permanentemente, las superficies calientes de la madre, con el consiguiente riesgo de morir aplastado.

 

Necesidades de humedad.

La humedad relativa expresa el contenido de vapor de agua en el aire. Los cerdos, en términos generales se adaptan a diferentes porcentajes de humedad. Si bien, podemos establecer un porcentaje ideal del 60 al 70% de humedad relativa, la variación puede ubicarse en un rango de 55 y 80%.

Ambientes excesivamente secos (poca humedad) causan una gran concentración de polvo, provocando alteraciones respiratorias (agravamiento de los procesos infecciosos respiratorios); mientras que ambientes muy húmedos favorecen el crecimiento de hongos y la transmisión de microorganismos a través de los aerosoles. Las sensaciones de frío o de calor se agudizan cuando la humedad relativa del aire es alta, si bien los cerdos que se encuentran en la zona termoneutral toleran mucho mejor la humedad relativa alta, puede llegar a ser una condicionante importante en el confort ambiental cuando coinci- den con las temperaturas elevadas.

Así mismo, cuando la humedad relativa alta coincide con una temperatura baja (en los meses de invierno) se pueden producir fenómenos de condensación superficial en las paredes y techos, muy perjudiciales, ya que son un caldo de cultivo de bacterias y, sobre todo, de hongos.

La estabilidad de la flora microbiana es tanto más duradera y estable a medida que la humedad relativa es elevada. Además la humedad relativa alta provoca la corrosión y deterioro de las instalaciones metálicas.

Calidad del aire.

Entre los principales gases tóxicos que pueden afectar a la producción y la salud de los cerdos se encuentran: Dióxido de Carbono, amoniaco, sulfuro de hidrógeno, monóxido de carbono y partículas de polvo presentes en la nave.

DIÓXIDO DE CARBONO.

La concentración de CO2 es un buen indicador de la tasa de ventilación, variando su concentración en invierno o verano. En invierno suele subir la concentración debido a que las necesidades de ventilación son menores que en verano. Se recomienda no sobrepasar las concentra- ciones entre 3,500 y 4,000 ppm.

AMONIACO.

El rango óptimo se ubica entre los 20 a 45 ppm. Las concentraciones superiores ocasionan queratoconjuntivitis, trastornos respiratorios y baja en el consumo de alimento. Además que es un gas nocivo para el personal de la granja.

SULFURO DE HIDRÓGENO.

El sulfuro de hidrógeno se produce como consecuencia de la degradación anaeróbica del excremento y se trata de uno de los gases más tóxicos. Se recomienda no sobrepasar las 10 ppm. Las concentraciones superiores a 25 ppm pueden ocasionar la disminución en el consumo de alimento, híper excitabilidad hasta importantes trastornos digestivos.

MONÓXIDO DE CARBONO.

Las concentraciones altas indican un mal funcionamiento de los calentadores de gas empleados como medio de calefacción. La concentración de CO no debería sobrepasar las 25 ppm.

POLVO.

En términos generales la presencia de polvo en el interior de las instalaciones tiene su origen en el alimento, el pelo, células de descamación, excremento, cama, etc. Ocasiona una mayor predisposición a las enfermedades respiratorias así como una mayor incidencia de patologías infecciosas por ser un vehículo trasmisor de microorganismos. Para evitar problemas de salud a largo plazo se recomienda que el polvo total en una sala sea de 2,5 mg/m3 y polvo respirable (tamaño menor de 5 μm, 2,0 mg/m3).

Ventilación.
Con una buena ventilación se consigue renovar el aire del interior de una nave, sustituyendo el aire enviciado (temperatura elevada, exceso de humedad, presencia de gases nocivos y polvo, y escasa proporción de oxigeno), por otro mucho más apto y beneficioso para la vida de los cerdos.

A la hora de calcular las necesidades de ventilación de una nave debemos tener en cuenta una serie de factores como:

  • Número de animales y etapa productiva de los mismos.
  • Características físicas de los edificios (anchura, longitud, aislamiento, etc.).
  • Vientos predominantes de la zona.
  • Orientación de la nave.
  • Época del año (verano o invierno).

1.1. VENTILACIÓN NATURAL.
La ventilación natural es aquella que se establece por diferencias de temperatura y presión entre el interior y el exterior de la nave, a través de las aberturas de la nave (ventanas y chimeneas). La ventaja de este sistema es puramente económica, ya que no necesita grandes inversiones y no requiere gastos de funcionamiento. Por el contrario, es un sistema que no logra regular eficientemente la temperatura en el interior de la nave, ya que depende para dicha regulación de las condiciones climáticas del exterior.

En este sentido, las dificultades son máximas cuando la diferencia de temperatura entre el día y la noche son grandes (> 20ºC) o cuando las temperatura entre el interior y el exterior se igualan. Otro inconveniente es la dificultad del automatismo, por lo que la presencia del hombre en la nave se hace imprescindible para regular el caudal del aire.

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1.2. VENTILACIÓN DINÁMICA.

En determinadas circunstancias (meses de verano, elevadas densidades, etc.) la ventilación natural es incapaz de mantener un medio ambiente en las mejores condiciones posibles, por lo que se deben acudir a forzar la ventilación de una forma mecánica, para tratar de regular la temperatura y la humedad, y eliminar los gases tóxicos y el exceso de polvo, en definitiva para crear un clima lo más ajustado a las necesidades de los animales.

La ventilación mecánica, forzada o dinámica es realizada por elementos mecánicos (ventiladores), ya sean extractores o inyectores, que llevan a cabo la renovación del aire. La ventilación dinámica por inyección, crea una sobrepresión en el interior de la nave, saliendo el aire por aberturas en paredes o techos diseñados para tal fin. Este sistema puede ser compatible con un sistema de refrigeración con paneles humidificadores, muy apropiado en los meses calurosos para las naves de gestación y finalizadores. La principal ventaja de este sistema es que no es necesario que la nave esté herméticamente cerrada.

Velocidad del aire.

La Velocidad del aire elevada puede provocar una disminución de los índices técnicos, así como, un aumento de los procesos patológicos como son las neumonías. Los lechones recién nacidos son mucho más sensibles a las corrientes de aire que los cerdos adultos, en el primer caso la velocidad del aire no debería sobrepasar los 0,2 a 0,3 m/s mientras que los animales adultos pueden soportar velocidades de hasta 0,7 m/s.

POR EJEMPLO:
Si existe un flujo de aire menor de 0.15 m/seg en la sala de maternidad y específicamente en la zona de descanso de los lechones, la temperatura que debe estar en esa debe ser de 35°C, pero si el flujo del aire se duplica, la temperatura requerida podría ascender hasta los 6°C extras. Una lechonera húmeda y/o un suelo sin aislamiento, ni cama puede incrementar la temperatura requerida entre los 5 a 10°C.

Calculo de ventanas (Ventilación natural)
En las zonas donde no hay condiciones extremas de temperatura (calor y/o frío), la ventilación natural por medio de ventanas o zonas abiertas es la mejor alternativa, aunque deben considerarse varios factores para que se tenga éxito.

Se debe tomar como base el peso de los animales que están presentes en las salas, así como las entradas y salidas del aire. Para la entrada del aire debe tomarse en cuenta el tamaño de la ventana ya que debe ser mayor área a la salida; así mismo, la ubicación es diferente. Se deben ubicar a 1.10 m de altura con relación al piso, para áreas donde están alojadas las cerdas y/o animales adultos debe estar a 10 cm por arriba de la cabeza de los cerdos.

Para la entrada del aire se consideran 100 cm2 por cada 5 kg de peso y para la salida 32 cm2 por los mismos 5 kg.

Como ejemplo, se calculará cuántas ventanas necesitaría un edificio de maternidad cuya superficie es de 24 metros de largo, 10 metros de ancho y 2.7 metros de altura menor. Esta sala tiene una capacidad de 26 cerdas con un peso promedio de 200 kg.

•PASO 1: Se calcula los kg totales del número de cerdas presentes en la sala, en este caso 26 hembras x 200 kg de peso = 5,200 kg a ventilar.

•PASO 2: Convertir los cm2 a m2; por lo tanto 100 cm2 = 0.01 m2

•PASO 3: Se realiza una regla de tres para conocer el área que se utilizará como ventilación;

m2 – – – – – – – 5 kg
X – – – – – – – – 5,200 kg

Esto es (5,200 kg x 0.01 m2) / 5 kg = 10.4 m2

Con los 10.4 m2 se procederá a diseñar (o rediseñar si ya hay construcción) la ventilación de la nave. Se pueden utilizar 10 ventanas de 1.04 m2 cada una distribuidas homogéneamente a lo largo del edificio ubicándose a 1.10 m de altura con relación del piso; o bien, utilizar un área abierta cuyas medidas son de 19 m de largo por 0.55 m de ancho a una altura con relación del piso de 1.10 m. En este caso se protegerá con lonas manejadas con poleas.

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Para el cálculo de la salida del aire se realiza bajo la misma metodología sólo sustituyendo valores.

• PASO 1: Se calcula los kg totales del número de cerdas presentes en la sala en este caso 26 hembras x 200 kg de peso = 5,200 kg a ventilar.

• PASO 2: Convertir los cm2 a m2; 32 cm2 = 0.0032 m2
• PASO 3: Se realiza una regla de tres para conocer el área que se utilizará como ventilación;

0.0032m2 – ——- 5 kg
X ———— 5,200 kg

Esto es (5,200 kg x 0.0032 m2) / 5 kg = 3.328 m2

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Con los 3.328 m2 se procederá a diseñar (o rediseñar si ya hay construcción) la ventilación de la nave. Se pueden utilizar 10 ventanas de 0.3328 m2 cada una distribuidas homogéneamente a lo largo del edificio ubicándose a 0.50 m del techo, cada ventana tendría una dimensión de 0.81 cm de largo por 0.41 cm de alto; o bien, utilizar un área abierta cuyas medidas son de 19 m de largo por 0.175 m de ancho a una altura con relación al techo por debajo a 0.50 m. En este caso se protegerá con lonas manejadas con poleas.

Artículo publicado en Los Porcicultores y su Entorno

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