Alí A. González Ventura.
Director de Marketing y Nuevos Negocios. Lapisa
En una sociedad global moderna, dinámica, interconectada, donde lo local se hace cada vez más vulnerable ante lo internacional, es necesario que aquellos profesionales que hacen vida dentro del sector agropecuario, se ocupen de actualizarse y dar seguimiento no solo a aquello que pudiese presentarse como un riesgo tangible inmediato en sus entornos, sino a todo aquello que como actores activos del comercio internacional pudiese eventualmente tocar la puerta de sus unidades de producción.
En este sentido, es cada vez más evidente que debemos aproximar a la bioseguridad como un elemento de vital importancia, que debe ser tomado con mucha seriedad no solo por grandes productores, quienes ya hacen esfuerzos considerables en esta materia, sino también por parte de medianos y pequeños productores quienes pudiesen verse igualmente afectados por crisis biosanitarias que se susciten dentro o fuera de sus respectivas localidades. “Grandes descubrimientos y mejoras implican invariablemente la cooperación de muchas mentes”. Alexander Graham Bell. Con la intención de trabajar en base a un criterio objetivo, neutral y reconocido internacionalmente, hemos tomado como fuente para este texto a la FAO: Organización de las Naciones Unidades para la Alimentación y la Agricultura.
En el entorno moderno de la bioseguridad, se concede una importancia considerable a un enfoque global. Se anima a los países a que, en la medida de lo posible, basen sus controles en normas internacionales, cuando éstas existan. A nivel nacional puede haber armonización en cuanto a los enfoques genéricos para la bioseguridad y/o las propias normas en materia de bioseguridad.
La vida y la salud de las personas, los animales y las plantas, y la protección del medio ambiente están indisolublemente vinculadas entre sí, y éste es el fundamento básico de un enfoque integrado para la bioseguridad en el plano nacional. En cada sector existen peligros de diversos tipos para la bioseguridad y hay grandes posibilidades de que pasen de un sector a otro (por ejemplo, muchos patógenos de animales infectan fácilmente a las personas; el alimento balanceado se puede contaminar con micotoxinas y toxinas de las plantas).
Por lo que se refiere a las cadenas alimentarias, se pueden introducir peligros en cualquier punto, desde la producción hasta el consumo, y la desaparición de la seguridad en cualquier punto puede provocar consecuencias adversas para la salud en sectores individuales o múltiples de la bioseguridad.
Como ejemplo, los residuos de plaguicidas en los alimentos de origen vegetal y los residuos de medicamentos veterinarios en los alimentos de origen animal pueden tener consecuencias negativas para la salud humana. El volumen y el alcance del comercio mundial de alimentos balanceados y sus ingredientes es un ejemplo de las enormes posibilidades de desplazamiento de los peligros para la bioseguridad entre países y dentro de ellos.
ESTIMULANTES PRIMARIOS DEL CAMBIO
Los avances hacia un enfoque armonizado e integrado para la bioseguridad están impulsados por varios factores relacionados entre sí. Un estimulante primordial es la mayor sensibilización acerca de las consecuencias que tiene la desaparición de la seguridad en un punto de la cadena alimentaria para el resto de la cadena. Esto es particularmente importante en un momento en el que los sistemas de producción están más especializados, concentrados y conectados que nunca; son cada vez más las personas, los animales y los productos que atraviesan las fronteras, el comercio alimentario mundial se sigue extendiendo y el público general se interesa más por las cuestiones sanitarias y fitosanitarias. Otro factor importante que impulsa el cambio es el deseo de evitar efectos adversos para la salud potencialmente significa tivos en todos los sectores de la bioseguridad y las repercusiones negativas que los acompañan, incluidas las económicas. Además, los acontecimientos internacionales pueden imponer la necesidad de enfoques más integrados. La creciente convergencia de las cuestiones relativas a la salud de las personas, los animales, las plantas y el medio ambiente está induciendo a algunos gobiernos a:
- Compartir los escasos recursos técnicos para la bioseguridad;
- Reconocer y aplicar enfoques genéricos para el análisis de riesgos;
- Preparar respuestas integradas de ámbito nacional para los problemas de bioseguridad;
- Promover el acceso a información sobre la bioseguridad en todo el país y mejorar la sensibilización de las partes interesadas;
- Forjar nuevas alianzas estratégicas internacionales; y/o
- Pasar de la independencia de los países a la interdependencia en el cumplimiento de los acuerdos e instrumentos internacionales y garantizar la coherencia en su aplicación.
Mencionado lo anterior y tomando en cuenta crisis previas como las suscitadas por los brotes de la gripe aviar, la peste porcina africana, etc., se debe sacar provecho de las lecciones aprendidas y desde la industria privada, no solo conformarse con la implementación de medidas internas, sino replicar e incluso mejorar los esfuerzos que se hacen a nivel público preparando respuestas integradas junto a sus pares, promoviendo el acceso a la información en sus respectivos gremios, sensibilizando a las partes involucradas, haciendo alianzas estratégicas con foco en la bioseguridad y prevención junto a otros productores dentro y fuera del país, pasando de la independencia a la interdependencia garantizando la coherencia en la aplicación de las medidas preventivas, protegiéndose conjuntamente para el beneficio común.
Los sistemas de bioseguridad se ocupan primordialmente de prevenir, controlar o gestionar los peligros para la vida y la salud. En los distintos sectores de la bioseguridad hay diversas descripciones de lo que es un peligro, como se ilustra en el recuadro.
SANIDAD ANIMAL
La bioseguridad de la sanidad animal guarda relación con los controles sanitarios de las importaciones y exportaciones. Las administraciones veterinarias han sido en general las únicas autoridades competentes encargadas de la sanidad animal, y en muchos casos también se han ocupado de los aspectos relativos a la inocuidad de los alimentos en el sacrificio de los animales y hasta el final de la elaboración primaria. Los controles de las importaciones tienen como objetivo primordial prevenir la introducción de peligros patogénicos para los animales durante el comercio de éstos y de material genético animal, productos animales, alimentos balanceados y productos biológicos.
Las autoridades competentes nacionales, además de encargarse del control y la erradicación de las enfermedades endémicas de los animales, se ocupan a menudo de la aplicación de controles para prevenir la introducción de niveles inaceptables de peligros químicos para la cadena alimentaria (por ejemplo, residuos de medicamentos veterinarios y plaguicidas).
Durante los últimos años, ha ido en aumento la preocupación por la propagación de bacterias resistentes a los antibióticos transmitidas por animales y productos animales a las personas a través de los alimentos. Las autoridades competentes encargadas de la sanidad animal también suelen intervenir en el control de la zoonosis, pero no realizan evaluaciones del riesgo para la salud humana como tal. Al igual que ocurre con la inocuidad de los alimentos, los factores que impulsan la bioseguridad en la sanidad animal han sufrido cambios significativos durante los dos últimos decenios.
El comercio transfronterizo de productos animales es ahora muy diferente, especialmente en el volumen, el alcance y la complejidad de dichos productos. La mayor disponibilidad de material zoogenético ha llevado a una disminución del comercio internacional de animales reproductores, pero la economía del suministro de alimentos está impulsando un comercio creciente de exportación de animales vivos para el sacrificio. En estas circunstancias, se está extendiendo con rapidez el consumo de productos animales en los países en desarrollo, especialmente en Asia. La producción pecuaria se está incrementando para satisfacer esta necesidad, y se registra un aumento equivalente de los riesgos para la sanidad animal.
La proximidad estrecha entre personas y animales, especialmente aves de corral, hace aumentar estos riesgos. En parte como respuesta a los factores indicados, están aumentando la incidencia y el ámbito geográfico de enfermedades nuevas y emergentes importantes para la sanidad animal. Esto obliga a las autoridades competentes -pero también a los productores e industria agropecuaria en general- a fortalecer sus sistemas de bioseguridad si quieren satisfacer debidamente las necesidades de los interesados. Una respuesta específica al carácter inevitable de las enfermedades nuevas y emergentes es el establecimiento de compartimentos geográficos “libres de enfermedades” dentro de los países o regiones (“regionalización”), de manera que puedan seguirse comercializando animales y sus productos.
El mensaje final de reflexión viene representado en un llamado a la cooperación entre los diversos actores que hacen vida en el sector agropecuario con la intención de continuar cumpliendo con su valioso rol como contribuyentes en la producción de proteína animal de manera sostenida y responsable, mitigando los riesgos para poner platos de comida en tantas mesas como sea posible.
“No existe una mejor prueba del progreso de una civilización que la del progreso de la cooperación”. John Stuart Mill
Fuentes FAO INSTRUMENTOS DE LA FAO SOBRE LA BIOSEGURIDAD: Fundamento de un enfoque armonizado e integrado, enlace: http:// www.fao.org/3/a1140s/a1140s03.pdf Gob.mx Medidas de Bioseguridad en Unidades de Producción Pecuaria, enlace: https:// www.gob.mx/pronabive/articulos/medidas-de-bioseguridad-en-unidades-de-produccion-pecuaria
Artículo publicado en Los Porcicultores y su Entrono Marzo-Abril 2020
