Seguridad laboral en las empresas lecheras

Ing. Joel H. Velasco Molina
Asesor Técnico de ABS México

De tiempo atrás, para ser más exacto desde que sufrí un pequeño empellón de un tractor en una lechería, hace unos 8 años, he venido rumiando la idea de escribir sobre un tema en el que estoy cierto de no tener ni un asomo de competencia en la materia; sin embargo me aventuraré a hacerlo en razón de creer que es un tema de insospechable importancia, y al que para mi gusto poco cuidado se le brinda, por desgracia, en la empresas lecheras.

Quiero referirme pues, a la Seguridad laboral en dichas empresas lecheras. Pero estimados lectores, surge un problema de entrada: como la palabra seguridad se ha vuelto—al menos en México— tristemente célebre, habida cuenta de la problemática de inseguridad que vivimos en nuestra sociedad, se hace menester aclarar que la seguridad de la que nos ocupamos (y preocupamos) en este espacio, nada tiene que ver con cuestiones de delincuencia o algo por el estilo, sino más bien con el deseo de enfatizar los procesos de identificación de problemas potenciales de riesgo, para la seguridad y salud humanas.

A muchas personas les espanta el afrontar hechos desagradables, y optan por hacer lo que el avestruz que, ante el acoso del cazador, esconde la cabeza debajo del ala. Mas me pregunto, ¿con el no ponerse cara a cara con los problemas prevalecientes, se resuelve algo?, y me contesto con un rotundo no; pues por el contrario, es posible que aquello que pudo haberse corregido fácilmente con una pequeña dosis de prevención, más pronto que tarde precisará de una cirugía mayor.

Según la FAO la agricultura (que engloba la ganadería) es uno de los tres sectores laborales más peligrosos junto con las construcciones y la minería.

Huelga decir que la seguridad laboral incide directamente en la productividad de las empresas lecheras: accidentes que conllevan erogaciones extras, pérdidas de valioso recurso humano, inestabilidad emocional en el ambiente de trabajo, etc.

¿Y qué se puede mirar de riesgos de inseguridad en las granjas lecheras?

En mis primeros 52 años de actividad profesional y en relación mayoritaria con la producción lechera, he podido ser observador — y protagonista por lo menos en dos ocasiones— de accidentes que se presentan en las empresas dedicadas a la producción de leche.

Permítanme pues, estimados lectores, que haga un apunte si no exhaustivo al menos enunciativo de accidentes que, como ya he señalado en líneas anteriores, tienen efectos negativos directos sobre la rentabilidad de las empresas, y el bienestar emocional de los trabajadores y sus familias.

Accidentes más comunes en las granjas productoras de leche:

• Lesiones corporales internas o externas por coces del ganado, magulladuras, prensado, pinchaduras, etc. por carencia del equipo adecuado, por la inexperiencia o descuidos.

• Fracturas de huesos por el ataque de toros de aptitud lechera.

• Pincharse la mano al inyectar vacunas peligrosas (como la de la cepa 19, contra brucelosis).

• Pincharse el cuerpo con alambres, clavos, o láminas expuestos.

• Cortarse la mano al castrar, descornar, o descolar con navaja.

• Amputarse un dedo de la mano al usar la reata (soga) para amarrar o atar.

• Sufrir descargas eléctricas al contacto con cableado desprotegido.

• Caídas en la sala de ordeñe a causa de pisos resbaladizos.

• Caídas de escalones, escaleras o del tractor.

• Tropiezos con obstáculos al hacer sus quehaceres.

• Traumatismos y muertes por caer en el carro mezclador del alimento.

• Caídas en alcantarillas o registros de pozos abiertos.

• Atropellos por tractores o vehículos que corren a velocidad desmedida.

• Daño en los ojos por exposición al polvo o moleduras del forraje.

• Daños en la piel por exposición exagerada a los rayos solares.

• Daños en la piel por contacto con productos químicos corrosivos.

• Intoxicaciones por pesticidas.

• Quemaduras en la piel por contacto con el nitrógeno líquido.

• Daños en vías respiratorias por la inhalación de productos químicos irritantes.

• Daños en vías respiratorias por respirar polvo producido en la molienda de pasturas.

• Daños en vías respiratorias por respirar polvo levantado durante el acarreo del ganado, o por el rastreo de los corrales.

• Quemaduras en incendios ocasionados por el calentamiento de forrajes.

• Zoonosis: infectarse de enfermedades infectocontagiosas de los animales, ejemplos: brucelosis, salmonelosis, fiebre Q, leptospirosis, tiña, papilomatosis, toxoplasmosis, ántrax, etc.

• Mordedura de serpientes que se esconden en el forraje o en la arena.

• Deshidratación a causa de una insolación o por exposición a un calor excesivo.

• Neumonías a causa de exposición extrema al frío.

• Pérdida de capacidad auditiva por exceso de ruidos.

Resultará fácil entender que de este listado enunciativo (mas no exhaustivo) de accidente — muchas veces fatales— que se consignan en las lecherías, es factible la identificación de áreas de oportunidad para la detección de riesgos, y consecuente derivación de medidas conducentes a su eliminación o, por lo menos, a su reducción.

El análisis del perfil de los accidentes mencionados, nos puede ayudar a descubrir que buena parte de estos accidentes laborales, tienen que ver con la obligada capacitación y certificación con la que cada persona debería contar para el desempeño de sus quehaceres; capacitación ésta que debería advertir de los peligros a los que se enfrenta la persona en el cumplimiento de sus labores, y también aquellos visitantes o prestadores externos de servicios.

Por otro lado, es evidente que otros de los accidentes guardan íntima relación con la infraestructura, el equipamiento, mantenimiento y las decisiones de tipo administrativo que se siguen en la empresa lechera. Soy un convencido, no obstante, de que la seguridad laboral debe sustentarse en una labor de equipo, y por tanto el proceso permanente de identificación de riesgos, habrá de emanar de un comité de miembros (trabajadores) pertenecientes a las muy diversas áreas y jerarquías de la actividad lechera de la empresa.

Para cerrar esta contribución, pues, quiero hacer hincapié, en que todo problema que se presenta en la empresa lechera debe verse como un aprendizaje: a veces, sin duda, amargo y costoso pero aprendizaje al fin de cuentas.

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