Redacción BM Editores.
De acuerdo a un análisis de BM Editores las perspectivas para el sector lácteo este año no son las mejores, tomando en cuenta que la crisis económica se sentirá más fuerte, con efectos negativos en el empleo, ingreso y poder de los consumidores, sin dejar de mencionar otros factores como el deslizamiento del peso con respecto al dólar, inflación tasas de interés, entre otros factores.
El análisis se basó en estadísticas, comportamiento del sector y otros factores, ya que tampoco se contará con programas de apoyo al sector especialmente en aspectos relacionados con el fomento.
Si bien se cuenta con un programa de precios de garantía para la leche, éste sólo aplica a los productores que integran el padrón de la empresa del estado mexicano LICONSA.
En el caso de ésta última, además de los problemas de falta de pago, que se espera no se presente en el 2021, plantea adquirir 575 millones de litros de leche fresca cierre de este año, el cual es un volumen menor que en el 2019, cuando fue de 700 millones de litros.
Por otro lado, en términos del mercado internacional de lácteos, México cerró el 2020 con una reducción tanto en las exportaciones como en las importaciones. El valor de las ventas al exterior fue de 617 millones de dólares, que comparadas con 641 millones de dólares en el 2019, representaron una disminución de 4 por ciento.
Por otro lado, las compras del exterior fueron de 2 mil 32 millones de dólares, 10 por ciento menor en comparación con los 2 mil 205 millones de dólares del 2019.
En lo referente a los porcentajes de la participación de las exportaciones el 56 por ciento la ocuparon las preparaciones, leche en polvo 9 por ciento, leche líquida, evaporada y condensada 7 por ciento cada una, yogur 5 por ciento, grasa butírica 4 por ciento, queso fresco 2 por ciento y uno por ciento de otros sueros.
En el caso de las importaciones, la leche en polvo ocupó el primer lugar con el 45 por ciento, diversos tipos de quesos 9 por ciento lactosueros 8 por ciento, preparaciones 7 por ciento, así como otros productos que representaron un porcentaje mínimo, como el yogur y grasa butírica.
Por otro lado, el mercado de la leche en México antes de la pandemia provocada por el COVID-19, se tenía en promedio una producción anual de 12 mil 8 millones de litros del lácteo, un consumo, de 15 mil 288 millones de litros, con una importación de 4 mil 121 millones de litros, éstas representaron un 25.5 por ciento para complementar el consumo nacional; en el global se consumen en promedio 16 mil 129 millones de litros.
Cabe recordar que el impacto de la primera fase de la pandemia en el sector lechero fue positiva, porque hubo incremento en el consumo de leche de larga vida, por compras de pánico, lo que evitó que se redujera la demanda de leche cruda que tradicionalmente se espera en Semana Santa; sin embargo se tuvo una caída significativa en el consumo de quesos, crema, yogur y mantequilla, por el cierre de hoteles y restaurantes.
En esa fecha el sector ganadero de leche hizo una serie de propuestas para mitigar los efectos de la pandemia como implementar un programa de secado de leche para retirar los “excedentes” de leche que se presenten en el mes de mayo y hasta finales del verano. Se requiere apoyo para el secado.
Que LICONSA capte la leche descremada en polvo, especialmente la que provenga de pequeños y medianos productores de leche. Para ello, es muy importante que exista transparencia en las compras de la empresa.
Sin embargo no obtuvieron respuestas por parte de las autoridades federales para enfrentar los estragos que está causando la pandemia y la crisis económica.
