Manejo y producción de gallinas ponedoras Isa Brown

José Luis Corona Lisboa.
Universidad Nacional
Experimental Francisco
de Miranda, Venezuela.
[email protected]

Introducción

La búsqueda de nuevos sistemas de producción avícola más sostenibles y estirpes genéticas de aves comerciales más competitivas en cuanto a productividad y adaptabilidad al medio ambiente, es una alternativa viable en países tercermundistas. De acuerdo al informe del 2003 de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, 2003), en la última década el consumo de productos avícolas en los países en vías de desarrollo ha aumentado a un ritmo del 5,8% anual.

La estirpe Isa Brown, es una de las razas más utilizadas en la producción de huevos comerciales, debido a las bondades que estas aves presentan en cuento a variables productivas y adaptación a distintas condiciones ambientales.

Factores ambientales, representados por la temperatura ambiente, humedad relativa, radiación solar y velocidad del aire, afectan directamente el comportamiento de las aves, comprometiendo uno de los procesos fisiológicos más importante: el mantenimiento de su temperatura corporal (homeotermia) (Tolentino y col., 2008).

Asimismo, es importante dar a conocer a los técnicos y productores, avícolas, algunos aspectos climáticos que afectan la producción de gallinas Isa Brown y sugerir recomendaciones aplicables a este sistema de producción (Rahimi, 2005).
Por tal motivo, el presente documento tiene por objetivo, exponer el manejo y producción de gallinas ponedoras de las razas Isa Brown.

Manejo y producción de gallinas ponedoras Isa Brown Isa Brown 2Relación entre aspectos productivos y factores ambientales en gallinas Isa Brown.

Las condiciones ambientales y el estrés calórico, puede afectar a las aves de corral de dos formas: crónica o aguda. En la forma crónica, provocada por temperaturas ambientales superiores a 32°C, el consumo de agua se duplica, disminuyendo el consumo de alimento de 1,0 a 1,5% por cada 1°C de aumento de temperatura, afectando la ganancia diaria de peso y conversión alimenticia. Mientras que temperaturas extremas entre 38 a 40ºC y humedades relativas entre 50 y 55% (forma aguda) como sucede durante la época seca, la temperatura corporal de las aves pueden alcanzar de 45 a 48°C y provocar la muerte por golpe de calor o estrés agudo, debido a fallos a nivel de corazón, asociado con disturbios nerviosos y respiratorios, pérdida del equilibrio ácido-básico a nivel sanguíneo, acentuado por hipoxia crónica, con la consecuente disminución de la eficiencia productiva debido a la mortalidad y pérdidas económicas (Requena et al., 2006)

Por ello, en gallinas ponedoras se han probado diferentes sistemas de alojamiento y distintas técnicas de manejo, buscando optimizar su producción y rentabilidad al mejorar los factores ambientales. En gallinas Isa Brown, las condiciones ambientales desfavorables de temperatura, luminosidad, humedad relativa y la concentración de amoníaco son afectadas por el tipo de jaula, que reducen su productividad, no sólo en la tasa de postura, peso y calidad de los huevos, sino también con un deterioro de la ganancia de peso, aumento de la mortalidad y efecto negativo sobre el consumo de alimento (Isa Poultry, 200).

A temperaturas superiores a 27ºC, las aves comienzan a sufrir y bajan su producción. La luminosidad interrumpida asimétricamente ocasiona que las gallinas tengan un menor peso y menor grasa en la canal (Isa Poultry, 2010).

La aceptación generalizada de la correlación negativa entre el estrés y la productividad de las aves ha ocasionado un interés creciente de los productores por mejorar las condiciones ambientales a través de las instalaciones, con mayor confort para las aves pudiendo éstas expresar todo su potencial productivo.

Las condiciones ambientales desfavorables, en el entorno de las aves de corral, ejercen efectos adversos potenciales sobre su productividad, y por lo tanto, sobre la rentabilidad de las explotaciones avícolas, mientras que la mejora en algún indicador ambiental incide positivamente en el comportamiento productivo (Corona, 2012).

Se han observado variaciones de peso corporal altamente significativas entre hileras y casetas entre distintas posiciones longitudinales de las jaulas. En condiciones ambientales desfavorables en relación a concentración de amoníaco, humedad, temperatura e intensidad lumínica hay menores ganancias de peso debido a desordenes respiratorios que en conjunto con el aumento de la tasa respiratoria disminuye el apetito y por tanto el consumo de alimento. El aire más fresco mejora la productividad de las gallinas ponedoras, al disminuir las concentraciones de amoniaco, la temperatura y la humedad relativa del entorno. Los factores ambientales adversos pueden perjudicar la salud y el consumo de alimento de las aves con pérdida subsecuente de los nutrientes requeridos por éstas, reduciéndose así su aumento de peso (Sánchez et al., 2003).

Las variaciones de peso corporal de las aves están influenciadas por las condiciones ambientales y se refleja en el estado de salud del ave y su capacidad para alcanzar una alta productividad (Sánchez et al., 2001).

Las diferencias en pesos corporales resultan en diferencias en el peso del huevo y el grosor del cascarón, pudiendo estar relacionado con el desarrollo del tracto genital, lo cual a su vez reduce el tamaño del huevo, estando éste correlacionado significativamente con el grosor de cáscara. Aves moderadamente más pesadas obtienen mayor peso de los huevos, una mayor mortalidad y una conversión alimenticia por docena de huevos más o menos similares a las aves de un peso promedio. Por lo tanto, la uniformidad de las aves dará como resultado un alto pico de producción y huevos de mayor tamaño (Isa Poultry, 2000).

Asimismo, la pobre calidad del aire y condiciones ambientales extremas potencian problemas de enfermedad y pueden ocasionar un comportamiento productivo deficiente. De esta forma, altas concentraciones de amoníaco, dióxido de carbono, algunos otros gases y niveles bajos de oxígeno causan propensión en las aves a enfermedades, especialmente del tracto respiratorio, lo cual afecta negativamente las ganancias de peso de las aves, con un menor peso al término del ciclo productivo (Ramírez et al., 2005).

Los mayores valores de humedad relativa y consecuentemente mayores concentraciones de amoníaco, puede perjudicar la productividad de las aves de distintas maneras.

Por ello, el peso corporal declina con humedades relativas de 60 ó 70% en gallinas jóvenes y mayores respectivamente. Niveles máximos de 40 y 30 ppm de amoníaco en meses calurosos puede afectar a las aves, no permitiéndoles aprovechar intensidades lumínicas ventajosas para producción de huevos (Rodríguez et al., 2011).

También se ha reportado que niveles inferiores ocasionan ya sea reducción de las eficiencias alimentarias como mayor predisposición a enfermedades respiratorias debido principalmente a los daños que ocasionan a nivel de tráquea.

Por lo general, los sistemas naturales de ventilación dependen de la velocidad del viento para crear diferencia de presión adecuada que permitan mover más efectivamente el aire a través de la construcción (Isa Poultry, 2010).

Ráfagas alternadas de aire frío en las jaulas, durante períodos de alta temperatura, pueden mejorar el comportamiento de gallinas ponedoras, permaneciendo este efecto hasta 12 semanas después de cesar este aire frío (Isa Poultry, 2010).
Por tal motivo, se han realizado varias investigaciones para estudiar las variables productivas y el tipo de instalaciones en las granjas, con la finalidad de mejorar la producción de gallinas Isa Brown.

Estudios reportados sobre variables productivas en gallinas Isa Brown.

Carranco et al. (2011). Investigaron el efecto en las variables productivas de la inclusión de harina de camarón (HC) y harina de langostilla (HL) en dietas para gallinas ponedoras. Además de una evaluación sensorial del huevo fresco y almacenado en diferentes condiciones. Se distribuyeron 135 gallinas en tres tratamientos: testigo, HC (20%) y HL (4%). Demostraron que variables productivas, como la evaluación sensorial, no fueron afectadas por la inclusión de HC y HL (P > 0.05) entre tratamientos hasta los 15 d de almacenamiento. Se concluye que, además de ofrecer otra alternativa de alimento en la avicultura, la incorporación de harina de crustáceos no afectó el rendimiento productivo de las aves ni provocó efectos negativos sensoriales, siempre que su almacenamiento no sea prolongado.

Pérez-Bonilla et al. (2011). Evaluaron el efecto del tipo de cereal y grasa añadida sobre la productividad en ponedoras rubias. Un segundo objetivo fue evaluar la relación entre contenido en ácido linoleico (LIN) del pienso y el tamaño del huevo. Se utilizaron un total de 756 gallinas rubias de la estirpe Lohmann Brown con 22 semanas de vida. Se formularon 9 tratamientos formando un factorial con 3 cereales (cebada, trigo y maíz) y 3 grasas (aceite de soya, oleína vegetal y manteca). Debido al diseño, los niveles de LIN variaron entre 0.8% y 3.4%. El tipo de cereal no afectó al índice de puesta, el peso del huevo o la masa de huevo producido a lo largo de la prueba. Asimismo, ni el consumo de pienso ni el índice de conversión se vieron afectados. El tipo de grasa no afectó a ninguna de las variables productivas estudiadas. Se estudió la correlación entre el de LIN y el peso del huevo, independiente del tipo de pienso, observándose que la correlación era superior cuando se estudiaban niveles de LIN entre 0.8% y 1.30% que cuando se estudiaba entre 1.30% y 3.40%. En base a estos resultados se concluye que maíz, trigo y cebada pueden ser utilizados en dietas de gallinas ponedoras en porcentajes superiores al 45% si se controla de forma adecuada el consumo de LIN, siendo 1,2 gLIN/gallina/día suficiente para maximizar el tamaño del huevo. Asimismo, las 3 fuentes de grasa pueden utilizarse en dietas de ponedoras sin ningún efecto sobre las variables productivas, siempre que el pienso resultante no sea limitante en LIN. Finalmente, las actuales prácticas de formulación de dietas para ponedoras, con mínimos de ácido linoleico de 1.8% de LIN no están justificadas.

Sánchez et al. (2011), realizaron un experimento con 470 gallinas de la estirpe ISA-Babcock B380 de 32 semanas de edad, alojadas en pisos con cama de paja de trigo, para estudiar la sustitución del antibiótico promotor de crecimiento (bacitracina cinc 30 ppm) por butirato de sodio (300 g/ton) en la dieta. Los resultados obtenidos en 24 semanas de experimentación fueron similares (P > 0.05) entre tratamientos, en: porcentaje de postura (92.6 y 91.9%), peso del huevo (63.0 y 62.9 g), masa del huevo/ave/día (58.4 y 57.7 g), consumo/ave/día (123.6 y 124.3 g), conversión alimenticia (2.11 y 2.15), calidad de la albúmina del huevo (82.9 y 83 Unidades Haugh), color de la yema con el abanico DSM (10.3 y 9.9), grosor de cascarón (0.392 y 0.394 mm) y peso del cascarón (6.26 y 8.03 g). De acuerdo con la información obtenida en 24 semanas de experimentación, con gallinas de 32 semanas de edad, la adición de butirato de sodio en el alimento, como sustituto del promotor de crecimiento (bacitracina cinc), fue similar en el comportamiento productivo y la calidad del huevo.

Segura y Boada. (2010), con el objetivo de evaluar el efecto de la inclusión del producto BIG EGG® sobre la respuesta productiva en ponedoras comerciales utilizaron un total de 21.517 aves Isa Brown de 43 semanas de vida. Las aves fueron distribuidas en dos tratamientos bajo un sistema de producción convencional en piso. En el tratamiento 1 (grupo control) las aves recibieron alimento tradicional; un total de 11.259 aves fueron destinadas para este tratamiento. Para el tratamiento 2, las aves recibieron el mismo tipo de alimento del tratamiento 1 más la suplementación “On Top” del Producto BIG EGG® a dosis de 2 kg/Ton de alimento; para este tratamiento fueron destinadas un total de 10.258 aves. Las variables analizadas fueron consumo de alimento (g/ave/día), producción de huevo (%), peso corporal (g), peso promedio del huevo (g) y masa de huevo (g).

La inclusión del producto BIG EGG® permitió mejorar los parámetros productivos de ponedoras comerciales con un nivel de significancia estadística de (p<0.05) frente al alimento tradicional que no incluye este aditivo. Los costos de producción reflejaron la eficiencia productiva y el efecto positivo de BIG EGG® sobre el tamaño de huevo y porcentaje de producción, lo que significa una mayor rentabilidad en el proceso productivo.

Asimismo, los distintos sistemas de producción avícola e instalaciones de las granjas, tienen un efecto importante sobre el comportamiento productivo de las aves. Al respecto:

Manejo y producción de gallinas ponedoras Isa Brown Isa Brown 3Barrantes et al. (2006), analizaron la capacidad productiva y adaptativa de dos líneas de gallinas ponedoras (Sex Line e Isa Brown) y encontraron que en el número y peso de huevos/día/semana no hubo diferencias estadísticamente significativas. Se observó diferencia significativa (p≤0,05) en el porcentaje de postura. La mortalidad acumulada fue del 6,67% en ambos grupos de aves. Las Isa Brown fueron más eficientes en conversión alimenticia. En los grados Haugh y el grosor de la cáscara no se encontró diferencia estadísticas significativas entre los huevos de las dos razas analizadas. En el color de la yema y los niveles de colesterol, sí hubo diferencia estadísticamente significativa a favor de los huevos de las gallinas Isa Brown. La conclusión final en sistemas de producción de huevos bajo pastoreo, indica que las gallinas de la línea Isa Brown presentan ventajas comparativas importantes al compararlas con las aves de la línea Sex Link.

Büttow et al. (2007). Con el objetivo de comparar el comportamiento y la productividad de dos estirpes comerciales de ponedoras alojadas en jaulas convencionales y enriquecidas (con nido, percha y baño de cama) de fabricación española se alojaron 462 gallinas Isa Brown y 432 Hy Line Brown Plus de 17 semanas de edad y se registraron múltiples variables a lo largo de todo el período de puesta. Siendo los efectos principales las jaulas y la estirpe y/o (para algunas variables), la edad, momento del día y posición de las jaulas. Los índices productivos fueron muy similares en ambos tipos de jaulas, excepto el tamaño del huevo, que disminuyó significativamente en las enriquecidas. Por otra parte, se registraron diferencias significativas entre ambas estirpes en algunos aspectos productivos y también en sus comportamientos, en particular en la utilización de los recursos instalados en las jaulas enriquecidas.

Castañeda y Gómez (2010), evaluaron el bienestar animal, los parámetros productivos, la calidad del huevo y la rentabilidad en gallinas ponedoras de la línea Hy-line Brown en tres sistemas de producción, piso, jaula y pastoreo, en las etapas de prepostura y postura. El proceso experimental realizado entre la semana 17 y 35 corresponde a las etapas de prepostura y postura (en total 19 semanas); se tuvieron en cuenta tres lotes de 600 gallinas, para un total de 1.800 gallinas, las cuales recibieron el mismo tipo de alimentación (Italcol postura) y manejo técnico. Los análisis de los resultados llegaron a establecer que el sistema de pastoreo dio mejores resultados en cuanto a producción y bienestar en comparación con los otros dos sistemas. Los espacios abiertos disminuyeron los niveles de estrés, con el apoyo de la adaptación a su medio ambiente, temperatura, humedad relativa, ventilación, densidad; esto se demostró en los indicadores de consumo de alimento gramo/ave/día (103,47 g), porcentaje de postura (85,54%), huevo ave alojada (5,99), conversión alimenticia (1,64), mortalidad (0%); además de la composición bromatológica del huevo: humedad (74,4%), materia seca (25,6%), ceniza (3,6%), proteína (13,4%), extracto etéreo (11,9%). El análisis económico mostró que la producción en pastoreo tiene mayor rentabilidad que en piso y jaula, debido a que la producción de huevos en número y calidad es mayor. Tener un mejor bienestar en nuestros animales es un valor agregado que hace más eficiente y adecuada la producción de huevo en un medio cada vez más competitivo.

Itza et al. (2011), estudiaron el crecimiento de pollitas alojadas en casetas de piso o jaulas. Fueron muestreadas de forma aleatoria 200 aves por caseta, desde el día uno hasta 16 semanas de edad. Las alojadas en piso registraron el mayor peso corporal y longitud de tarso, con alta correlación entre ambas variables, y el mayor consumo acumulado de alimento. La uniformidad de la parvada fue 89% en piso y 79% en jaula. Las pollitas alojadas en piso tienen un mayor desempeño productivo.

Stein et al. (2006), evaluaron dos tipos de bebederos (niple y canaleta) en la producción de un lote de gallinas ponedoras comerciales de la línea Isa Brown de una granja ubicada en la provincia Ichilo del Departamento de Santa Cruz. Trabajaron con 2.810 gallinas ponedoras, de 36 a 53 semanas de edad, divididas en dos grupos: uno de 1.390 aves utilizando bebederos nipple (ubicadas lado norte del galpón) y 1.420 aves con bebederos canaleta (sur), en el período de Enero-Mayo 2006. Las gallinas manejadas con bebederos nipple (BN) alcanzaron un 84,38% de postura y las gallinas con bebedero canaleta (BC), 86,816% (P> 0,05). En gallinas con BN se registraron los siguientes porcentajes por categoría de huevos: Extra 2,2 (82,8 g); Primera 16,3 (74,0 g); Segunda 45,0 (66,6 g); Tercera 31,2 (62,8 g); Cuarta 1,1 (55,0 g) y Descarte 4,3% (picados y cáscara de mala calidad). En el mismo orden, en gallinas con BC, los porcentajes fueron: Extra 2,0; Primera 16,3; Segunda 44,5; Tercera 32,1; Cuarta 1,1 y Descartes 4,1%. Estadísticamente, fue muy significativo entre Extra y Tercera (P< 0,01), significativo en Segunda y Descarte (P< 0,05) y no significativo en Primera y Cuarta (P> 0,05). De acuerdo al periodo ambiental, se registró una menor producción de huevos en ponedoras manejadas en BN en el periodo Enero a Febrero (P< 0,01), en relación a Marzo – Mayo, cuando comparadas con aves de BC.

Las aves manejadas con BN alcanzaron una viabilidad de 95,3% y las de BC 94,4% (P> 0,05) a las 53 semanas de edad. El consumo de la ración alimentaria fue de 105,94 g para BN y 121,47 g ave día para BC (P< 0,001). El índice de conversión alimentaria mostró una relación de 1,88 en BN y de 2,10 kg de alimento consumido por kg de huevos producidos en BC. Se obtuvo un peso vivo promedio de 1.785 g (BN) y 1.871 g (BC), (P< 0,05), determinándose una homogeneidad de 75% para el lote de gallinas con BN y de 87% en el lote con BC. La utilidad determinada por ave fue 1,46 $US para gallinas manejadas con BN, y de 1,29 $US en ponedoras que utilizaron BC; con una relación beneficio costo de 1,00 para BN y 0,75 para BC.

Conclusión

Muchos años de investigación genética y en campo, han permitido desarrollar gallinas Isa Brown con excelentes caracteres productivos y viabilidad. Estas características sólo pueden manifestarse cuando se suministra a las aves un buen manejo, el cual incluye, una buena calidad del alimento, un correcto alojamiento (ya sea convencional o no).

Los productores, generalmente desarrollan su propio programa de manejo basado en sistemas de alojamiento específicos, climas, alimento, condiciones de mercado, entre otros. Sin embargo, es importante explotar las cualidades productivas que estas aves presentan de forma eficiente, para conseguir el retorno de la inversión en la unidad de producción.

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Artículo publicado en Los Avicultores y su Entorno

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