Redacción BM Editores.
“En la avicultura es muy importante tener presente el riesgo de la bronquitis infecciosa (BI), enfermedad viral aguda y altamente contagiosa que está extendida a nivel mundial en aves gallináceas, sean estas pollos, ponedoras o reproductoras”, asegura José A. Linares, en la publicación especializada AviNews.
El virus puede infectar aves de todas las edades, y la enfermedad está caracterizada por síntomas respiratorios como jadeo, estornudos, tos y secreción nasal, enfermedad renal (cepas nefrotrópicas) y trastornos del oviducto causando una marcada disminución en la producción de huevos de hasta 50% y los efectos en gallinas pueden durar de 6-8 semanas, con lo que también hay impacto en la producción de carne de pollo.
En la publicación se especifica que en el campo la presentación de la enfermedad puede variar dependiendo de variables en las interacciones entre el ave, el virus, otras enfermedades, el manejo y las condiciones ambientales.
Linares dijo que en pollos es común tener casos subclínicos que causan pérdidas en el desempeño y decomisos en la planta de faena, por lo que no hay jadeo, estornudos o tos, pero resulta en pérdidas por decomisos en la planta de faena. Otras veces se ve un incremento en mortalidad tardía asociada con infecciones secundarias con bacterias. “En reproductoras pesadas y ponedoras comerciales no siempre se ve una caída severa en la curva de postura”, asegura.
También señaló que la transmisión del virus ocurre por la inhalación de aerosoles que pueden acarrear el virus por una distancia considerable. “El virus puede persistir en instalaciones contaminadas durante aproximadamente 4 semanas o más en condiciones favorables, como el frío o la humedad”.
“Factores que favorecen la transmisión del virus con los aerosoles son las deficiencias en la ventilación/calidad del aire y la proximidad a otras granjas o aves infectadas”.
Así mismo, explicó que el virus se multiplica en la mucosa del tracto respiratorio y a las 48 horas la mucosa se engrosa, se secreta un exceso de moco, los cilios en la tráquea son destruidos y esta combinación de lesiones causa los síntomas respiratorios en la fase aguda de la infección.
“Una vez que el virus accede al torrente sanguíneo, entonces se propaga a epitelios mucosos en el tracto reproductivo y/o urinario.
La mortalidad, que puede llegar al 25% en pollos jóvenes, es variable y depende de factores como la cepa viral, la edad de las aves, condiciones ambientales e infecciones simultaneas con otros agentes infecciosos”.
“La mortalidad puede aumentar con complicaciones como deficiencias en la calidad del aire (amoniaco y polvo), inmunosupresión (causada por los virus de Gumboro y Marek) y la colibacilosis”.
Añadió que la aparición y propagación del DMV1639 en los Estados Unidos desde 2014 ha tenido un impacto severo en la producción avícola. “Ha afectado principalmente a los pollos, pero también se han reportado casos en las ponedoras y reproductoras”.
Explicó que el control y prevención de la bronquitis infecciosa tienen su base en la bioseguridad y la vacunación.
“Aunque la bronquitis infecciosa fue descubierta en los años 30, hoy en día la inmunidad contra IBV no se comprende completamente. Desafortunadamente, los anticuerpos neutralizantes inducidos contra una cepa no reaccionan de forma cruzada contra otras cepas”, afirmó.
En conclusión, señaló que la bronquitis infecciosa es una enfermedad viral en aves gallináceas que puede afectar los tractos respiratorio, urinario y reproductivo, y la mejor forma de controlar esta enfermedad es prevenirla mediante la vacunación, y ésta se logra con el uso de vacunas que proveen protección efectiva contra el desafío de campo.
