Opciones para el manejo de futuras reproductoras

Roberto G. Martínez Gamba
Departamento de Producción Animal: Cerdos
Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia.
Universidad Nacional Autónoma de México
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Una gran mayoría de las tecnologías y estudios enfocados a las estrategias de manejo reproductivo están dirigidas a los animales, machos y hembras adultos. Lo anterior es importante pero descuida de manera relativa la otra parte fundamental de la piara reproductora, las hembras jóvenes, ya sean primerizas o primíparas. La importancia de éstas radica en su número, lo que hace ya que hoy en día en muchas granjas se tiene porcentajes de reemplazo altos de 40 a 69%, lo anterior origina que el porcentaje de este tipo de hembras en una operación llegue hasta el 35% de la población total, ¡si, un tercio de las reproductoras!.

Lo anterior es de mayor importancia si se toma en cuenta que de ese porcentaje de hembras de reemplazo un 20% nunca llega a producir una camada, y es peor cuando se analiza que un número mínimo de estas hembras llegan a tercer parto o sea al momento donde alcanzan el pico biológico de máxima producción (de 3 a 6 partos).

Es una costumbre que se considere a las hembras jóvenes como reproductoras, al momento de ser seleccionadas o incluso al momento de terminar su adaptación a los 6 ó 7 meses de vida; incluso hay granjas que no las consideran parte del hato hasta que no han sido inseminadas, o sea nunca durante sus fases criticas de desarrollo. Y en este momento es necesario hacer las siguientes preguntas:

–¿Sólo son primerizas cuando terminan el proceso de adaptación?

–¿Se les debe de realizar algún manejo reproductivo hasta que se les induce a estro a los 7 meses de vida?

Si se responde afirmativamente se puede entender el por qué un 20% de estas hembras no se reproducen nunca y si lo hacen tiene una producción muy baja.

En la mayoría de las granjas, ya sean operaciones multiplicadoras o en aquellas que obtienen sus propios reemplazos, el sistema de manejo para los futuros reproductores es idéntico que el de un cerdo de abasto; lactancia convencional, destete y engorda en grupos grandes con alimento a mínimo costo, máximo aprovechamiento del espacio, escasa supervisión y falta de estímulos sexuales a edades tempranas (prepubertad). Si a lo anterior se agrega que en muchas granjas no existe una diferencia en el manejo de las hembras primerizas durante la gestación y de primíparas en la lactancia se puede entender la baja productividad de estas hembras en esas operaciones.

Algunos propietarios o Médicos Veterinarios asesores de granjas, asumen que debe existir esa baja productividad en el primer parto y que los parámetros reproductivos mejorarán en los partos subsecuentes, esto “suena bien” pero en la realidad no es así. Una hembra primeriza con problemas reproductivos al primer parto seguirá teniendo esos problemas por el resto de su vida, por ejemplo hembras primerizas que repiten durante su primera gestación su porcentaje de fertilidad en los partos 2 a 6 irá bajando de 74.1 a 62.9, y en su re-servicio tendrán una fertilidad menor en 23.9% a hembras que no presentaron problemas; cerdas jóvenes que abortan por una causa no infecciosa tendrán un 40% menos de fertilidad en sus siguientes partos y un lechón nacido vivo menos por parto.

Desde el punto de vista fisiológico eventos muy importantes del desarrollo de hembras y machos ocurren desde antes del nacimiento y poco después de éste; esos eventos establecen las “herramientas reproductivas” que los animales tendrán para trabajar cuando sean adultos. Además las condiciones medio ambientales que se suministren a los animales durante su crecimiento y durante su primer ciclo reproductivo reforzarán dichas herramientas para lograr una buena reproducción y mantenerla durante toda su vida reproductiva.

Con base en lo anterior es importante establecer que las hembras primerizas son:

“Reproductoras desde el momento en que se decide que sus madres sean apareadas para obtener futuras reproductoras”.

El proceso de obtención de reemplazos debe estar totalmente planificado y no dejarse al azar, y debe darse desde el momento que se eligen las madres de las futuras reproductoras.

A continuación se mencionaran los momentos críticos del manejo de futuras reproductoras.

Manejo al momento del nacimiento

Se ha comprobado que el uso de líneas genéticas que producen un mayor tamaño de camada originan después del día 30 de gestación una sobre población que el espacio uterino y el desarrollo placentario no pueden subsanar, originando un retraso de crecimiento intrauterino asociado a una menor cantidad de fibras musculares secundarias y el nacimiento de lechones que tendrán un menor desarrollo durante su vida, si no hay alguna intervención.

Por otra parte, hay bastante evidencia que el grado de madurez sexual y la productividad de una hembra primeriza que proveniente de una camada grande, está a su vez afectado por su crecimiento posparto. Es común entonces que cerditas nacidas de camadas muy grandes con un desarrollo intrauterino menor y por lo tanto un crecimiento posparto menor pudieran tener una productividad menor al primer parto (y en los subsecuentes). Esta situación es mucho más común en camadas de hembras viejas, las cuales tienen una mayor tasa de ovulación y por lo tanto más fetos en el útero durante la gestación.

Una recomendación asociada al proceso anterior ha sido el criar a las hembras primerizas en camadas pequeñas, para subsanar su menor desarrollo y dar condiciones menos estresantes durante su lactancia. En un experimento donde se mantuvo a hembras recién nacidas lactando en camadas con 7 o menos lechones, éstas tuvieron un 60% de hembras que llegaron a tercer parto, 10.8 lechones nacidos vivos y 88% de fertilidad, mientras que las que lactaron en camadas de 10 o más cerdos llegaron a tercer parto en un 42%, con 10.2 nacidos vivos y 83% de fertilidad.

El estudio anterior muestra las ventajas de modificar el medio ambiente del neonato sobre su futuro potencial reproductivo, pero este tipo de ajustes de camada debe tener sus limitantes cuando las hembras pesan menos de 1.2 kg al nacimiento ya que en esas condiciones probablemente no tendrán efecto las mejoras en el ambiente neonatal.

En el caso de estar criando reemplazos provenientes de hembras abuelas de raza pura, sería conveniente que las cerditas fueran lactadas por hembras híbridas, siempre y cuando las condiciones sanitarias lo permitieran.

Mejoras durante el crecimiento en destete y engorda

Durante estas etapas hay tres consideraciones que hacer respecto a la crianza de futuras reproductoras, que son el tamaño del grupo de crianza, el espacio por animal y el tipo de alimentación. Cabe aclarar que existe una fuerte relación entre la velocidad de crecimiento de las hembras y su edad a la pubertad, y por lo tanto su edad al primer parto.

Está suficientemente sustentado que aquellas hembras que no alcanzan una ganancia de peso diaria de 0.550 kg del destete a la finalización (100 kg) tendrán un detrimento en el proceso reproductivo, sin embargo, ganancias de peso mayores acompañan a una presentación más temprana de la pubertad (Figura 1).Opciones para el manejo de futuras reproductoras Opciones manejo futuras reproductoras 1

El objetivo de esta etapa deberá ser ése, para lograrlo se plantean las siguientes recomendaciones:

• Mantener a las hembras en grupos de crianza de 10 animales como máximo,

• Mantener un 20% más de espacio vital por animal,

• Desarrollar dietas específicas para alcanzar el crecimiento programado.

Opciones para el manejo de futuras reproductoras Opciones manejo futuras reproductoras 2Las ventajas del tamaño del grupo y el espacio vital se pueden ver en la tabla 1, donde se tiene datos de hembras

Un aspecto fundamental de la alimentación de futuras reproductoras es evitar el suministrarles alimento con micotoxinas; la presencia de Zearalanona en el alimento a razón de 1000 μg/kg producirá en las hembras edema vulvar y engrosamiento de las glándulas mamarias, pero lo más importante es que producirá edema en el útero, dando condiciones uterinas que llegarán hasta el momento de la pubertad y afectará la reproducción de estas hembras quizá por más de un parto.

A las hembras futuras reproductoras NO se les puede suministrar alimento con micotoxinas.

Manejo durante la pubertad

La estimulación para inducir la pubertad es uno de las herramientas más importantes que se tiene para mejorar la producción de las primerizas, sin embargo esto pocas veces se lleva a cabo, ya que nuestras futuras reproductoras están en esos momentos en corrales de engorda, alojadas con otros animales, no en las mejores condiciones de espacio y alimentación, “alguien se olvidó que son reproductoras”. Algunas de las ventajas de estimular la presentación temprana de la pubertad pueden verse en la tabla 2.

Aquí las hembras estimuladas por el verraco antes tiene un mayor % de sobrevivencia al tercer parto y mejor fertilidad.

Aunado a lo anterior se conoce que las hembras que llegan a la pubertad a menor edad tendrán un mejor desempeño reproductivo toda su vida. Es difícil establecer manejos para estimular a las hembras con un macho a esta edad si las hembras están en corrales de engorda además de consideraciones sanitarias, pero si están en un área específica para ellas o en una granja especial para reemplazos esta práctica no implica ningún problema y trae un serie de ventajas que pueden ser importantes para la producción de la granja. Aquí se pueden utilizar machos criptorquideos artificiales para exponer a las hembras jóvenes

Es importante que estas hembras no tengan un estímulo constante del verraco pero sí es importante que se estimulen dos veces al día, la cantidad de hembras que presentan la pubertad en dos semanas cuando se estimulan una vez al día es de 19%, mientras que las que se estimulan dos veces es de 81%.

Otro aspecto que es importante recordar es que estas hembras no deben estar sometidas a estrés durante la etapa pre y postpubertad, por lo que se recomienda darles al menos 1.5 m2 por hembra y si es posible 2m2 mejor.

Opciones para el manejo de futuras reproductoras Opciones manejo futuras reproductoras 3

Manejo al inicio de la gestación

Es conocido que el periodo que comprende el primer tercio de gestación es crítico para la sobrevivencia embrionaria y por lo tanto para la productividad de la cerda. Durante este lapso cualquier forma de estrés puede afectar a las hembras primerizas, entre los factores que causan estrés los más conocidos son agrupaciones, exceso de temperatura y falta de alimento. Bajo ningún motivo es conveniente agruparlas, o mantenerlas a altas temperaturas o dejarlas sin comer.

Sin embargo, en este caso sería importante tocar el estrés al que son sometidas las hembras de reemplazo cuando después de estar en un lote son inseminadas y colocadas dentro de una jaula de gestación. Este tipo de estrés puede ser compensado en hembras multíparas pero difícilmente en hembras primerizas.

El estrés de ser detectadas en celo, inseminadas y alojadas en una jaula tiene efectos negativos sobre el transporte espemático por el oviducto y en la unión del espermatozoide en la zona pelúcida. Además el periodo de adaptación de una primeriza a su nueva situación puede durar de dos a tres semanas y abarcará el momento de la implantación (que ocurre alrededor del día 13 a 14 después del servicio).

Una opción para evitar esto es aclimatar a las hembras primerizas a la jaula de gestación con dos semanas de anticipación al momento del servicio, siempre y cuando existan las facilidades en la granja.

La otra opción es mantener a las primerizas en grupos, más bien en el mismo grupo en el que cumplió su periodo de adaptación (8 hembras o menos). Esta es una práctica que causa temor en los productores y técnicos pues piensan que las hembras en grupos siempre están en estrés, sin embargo, en este caso las hembras alojadas en el mismo grupo tendrán las jerarquías bien definidas, el grupo es pequeño y tendrán suficiente espacio. Existen reportes que establecen que alojar a las hembras primerizas en grupo no tiene ningún efecto detrimental en la producción. Claro, esta sugerencia no implica que las hembras deberán pasar toda la gestación en grupos, sólo el periodo después de la inseminación y hasta que el periodo de implantación termine.

Manejo al primer parto

La hembra primípara es sometida a un estrés doble, el parto y la lactación; la pérdida de condición corporal de este tipo de hembra es algo frecuente cuando lactan camadas numerosas, cosa especialmente frecuente con las líneas genéticas modernas. La principal recomendación de manejo en estas hembras son: no inducir el parto, mientras no sea necesario y permitir que lacten una camada pequeña de 9 o menos lechones. Lo anterior contrasta con una recomendación común la cual hacen algunas personas que es destetarlas a menos días de lactancia, esto será inadecuado para las hembras ya que no permitirá la recuperación o involución uterina, lo que originará una menor cantidad de lechones al segundo parto

Para el manejo de las futuras reproductoras es necesario llevar a cabo ciertas prácticas de manejo que pueden resumirse en las siguientes recomendaciones:

1.- Llevar a cabo una detallada selección de las hembras que serán madres de futuras reproductoras.
2.- Escoger madres de 6 o menos partos.
3.- Llevar a cabo la lactancia de futuras reproductoras en camadas de 7 o menos lechones.
4.- Mantenerlas durante crecimiento y engorda en corrales con 10 hembras o menos y un 20% más de espacio.
5.- Evitar el consumo de micotoxinas.
6.- Estimular la pubertad a los 140 días de vida (80 kg).
7.- Mantenerlas en adaptación en grupos de 8 máximos con 2 m2/hembra.
8.- Al parto permitirles lactar camadas de 9 o menos lechones.

Bibliografía

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  • Flower W. (2009) Nuevas oportunidades para el manejo reproductivo. El sitio del cerdo.
  • Takai Y y Koketsu Y. (2007) Identificación de un perfil famele-´pig asociado con menor productividad en granjas comerciales. Theriogenology 68: 87-9.

Artículo publicado en Los Porcicultores y su Entorno

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