Integración de Ganaderos en el nuevo entorno provocado por el COVID-19

  • Los ganaderos deben aprovechar las oportunidades y fortalezas que tienen para superar la crisis provocada por el COVID-19.

Staff BM Editores.

Integración de Ganaderos en el nuevo entorno provocado por el COVID-19 foto webinar chairoLa reflexión más importante de lo que se debe hacer ante la contingencia sanitaria del COVID-19 es la integración de manera exitosa de los ganaderos en este nuevo entorno y aprovechar las fortalezas que se tienen en materia de sanidad e inocuidad, genética, procesos basados en normas de calidad, estructura organizativa y la perseverancia del ganadero mexicano, planteó Oswaldo Cházaro Montalvo, presidente de la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas (CNOG).

El líder ganadero, con 45 años de experiencia en el sector, participó en el Webinar “Impacto y Retos en el Sector Ganadero ante el COVID-19”, organizado por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), en la que destacó que el COVID-19 estableció un parteaguas de orden mundial; “el comportamiento social, económico y político es diferente desde su aparición y abren una nueva época; en el caso del sector pecuario en México, principalmente la porcicultura, avicultura, apicultura, ovinos, caprinos, bovinos leche y carne significa un punto de inflexión superarla y aprovechar las fortalezas y oportunidades que se tienen”, expresó.

Durante su ponencia expuso que el pragmatismo se impone para diferenciar el sector pecuario de otros, que han sido mayormente afectados, partiendo de la premisa de que como actividad esencial la industria agropecuaria en el mundo tuvo traspiés y cambios pero no ha dejado de funcionar por la necesidad prioritaria de la alimentación.

Comentó que en el caso de México la producción nacional de carne en el 2019 fue de 2.1 millones de toneladas, de las cuales se exportaron 270 mil toneladas, principalmente a Estados Unidos; y se importaron 190 mil toneladas, se vendieron al exterior 1.3 millones de ganado en pie; el consumo nacional aparente fue de 1.9 millones de toneladas y el per cápita de 15 kilogramos por habitante.

Sobre el valor de las exportaciones de carne –señaló- que fueron de mil 418 millones de dólares, las de ganado en pie de 824 millones de dólares y las importaciones representaron un gasto de 860 millones de dólares, por lo que se tuvo un superávit en la balanza comercial de mil 318 millones de dólares.

Respecto al comparativo de la comercialización de carne de bovino de enero a junio del 2020 contra el mismo período, pero del 2019, indicó que las exportaciones crecieron principalmente a Estados Unidos hacia donde se destina el 85.5 por ciento y al mercado de Asia Pacífico con el 10.9 por ciento; las de becerros en pie son mayores en 7.6 por ciento con poco más de 773 mil cabezas. Se aprecia una baja en el valor comercial en 6.9 por ciento.

En lo referente a las importaciones de carne de res en estos mismos períodos presentan una reducción de 25.6 por ciento en volumen y el valor comercial baja en 25.1 por ciento a 388.6 millones de dólares debido a que el precio de compra sube en 0.7 por ciento; por ello la balanza comercial de bovinos en pie y carne es superavitaria en 930.1 millones de dólares.

Con esta información se confirma que para esta cadena se abrieron durante la crisis oportunidades que atemperaron el efecto negativo esperado. Igualmente se puede apreciar una tendencia a la recuperación de precios de la carne y el ganado basada principalmente en la creciente exportación.

A pesar de ello, de ninguna manera se puede avizorar un futuro cómodo; de hecho, para los ganaderos mexicanos existen, hoy acentuados, problemas estructurales que van desde la diversidad en tamaño y tipo de sus explotaciones, la mayoría pequeñas, hasta la lejanía entre la producción primaria y el consumidor que dificulta a la correcta distribución del valor agregado.

Recordó que hubo crisis por el cierre de plantas por contagio en varios países, no fue el caso de México, por lo que cambió el hábito de consumo y en consecuencia en la forma de comercializar los alimentos; cada sistema producto de la proteína animal tiene una condición diferente, que incide en las cadenas productivas pecuarias que con mucho esfuerzo y de muchos años compiten en los mercados globalizados.

Finalmente puntualizó que si bien es cierto el COVID-19 abrió una nueva época, para México coincide con la innegable realidad de un cambio profundo en la visión del desarrollo desde el Gobierno Federal y además con la renegociación y puesta en marcha del T-MEC, que sin duda sigue siendo en volumen y profundidad el más importante entre los que se han firmado.

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