Conteo de células somáticas y calidad de la leche

Departamento técnico Olmix Latinoamérica Norte

Es bien sabido que la leche que producen las vacas es un fluido biológico de alto valor nutricional por su alto contenido en proteína, grasa, azúcares, vitaminas y minerales. La leche y sus derivados son considerados como alimentos clave para asegurar la nutrición óptima en las diferentes situaciones fisiológicas del ser humano, especialmente en poblaciones vulnerables como los adultos mayores y en las etapas de crecimiento rápido y exponencial (Varela, 2020).

La leche es considerada un alimento básico, asequible y equilibrado, pero también puede ser un medio de cultivo para el crecimiento de microorganismos. Es por esto que en toda la cadena de producción se debe hacer énfasis en asegurar su calidad e inocuidad de la misma. El cuidado en la calidad de la producción de leche cruda está influenciado por un sinfín de factores que abarcan desde el manejo, la alimentación, la salud de la glándula mamaria, la higiene durante la ordeña, el almacenamiento y transporte, así como factores individuales y ambientales. Todos estos factores son complejos y determinan el hecho de que pueda llegar un producto inocuo para el consumo humano (Gaspar de los Reyes, 2010).

Uno de los indicadores más frecuentemente utilizados para medir la calidad de la leche, además de la proteína y la grasa, es el Conteo de Células Somáticas (CCS); las células somáticas se secretan de manera normal en la leche, ya que son una mezcla de células epiteliales productoras de leche que se han desprendido del revestimiento de la glándula mamaria y de células blancas (leucocitos). Las células somáticas presentes en la leche se componen de aproximadamente un 75% de leucocitos, es decir, neutrófilos, macrófagos, linfocitos, eritrocitos y un 25% de células epiteliales (Paape and Weinland, 1988).

Un incremento en el CCS tiene un impacto negativo en la calidad de la leche cruda; ya que está directamente relacionado con la presencia de procesos infecciosos como la mastitis clínica o subclínica, además de representar un riesgo alto para la higiene de la leche ya que incluso podría contener microorganismos patógenos (Sharma, 2011).

La mastitis es un problema muy importante para los establos, no solo porque afecta la salud y bienestar de las vacas, sino que genera desechos prematuros de animales de alto valor genético (Bedolla, 2008).

La mastitis o inflamación de la ubre, es ocasionada por la invasión de microorganismos que podrían dividirse en dos clases: patógenos contagiosos y patógenos ambientales (Rossitto et al., 2002). La mastitis contagiosa se refiere a la mastitis que puede transmitirse de una vaca a otra sobre todo en la ordeña. Los agentes causales más comunes son Staphylococcus aureus y Streptococcus agalactiae, aunque también se pueden encontrar otros tipos de patógenos como Mycoplama bovis y Corynebacterium. Todas estas bacterias viven en la ubre y la piel del pezón de la vaca colonizando y creciendo en el canal del pezón. Cuando ocurre un proceso de colonización excesiva son capaces de establecer infecciones subclínicas, con elevación del CCS. Este tipo de infecciones se pueden reducir al controlar el contacto entre las vacas no infectadas, mantenimiento del equipo de ordeño, desinfección de pezones, etc.

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A diferencia de los patógenos contagiosos, los patógenos ambientales no suelen vivir en la piel de la ubre y el pezón de la vaca, sino en el lecho y el alojamiento del rebaño. Son patógenos oportunistas ya que, por ejemplo, pueden entrar en el pezón durante el ordeño o cuando la inmunidad natural de la vaca es débil y así provocar mastitis clínica. Algunos patógenos ambientales son Escherichia coli (E. coli) o Streptococcus uberis, estos invaden y se multiplican en la ubre de la vaca, inducen una respuesta inmune del huésped y se eliminan rápidamente. Sin embargo, existen una gran variedad de bacterias que causan mastitis ambiental, Streptococcus spp. (por ejemplo, Strep. uberis), especies de coliformes (por ejemplo, E. coli, Klebsiella spp., Enterobacter spp.), Pseudomonas spp., etc. El control de la infección ambiental se puede lograr reduciendo la exposición de las puntas de los pezones a patógenos ambientales y aumentando la resistencia inmunológica de la vaca (Cheng, 2020).

El monitorear el CCS en leche, ayudará a estimar la salud de la glándula mamaria y por lo tanto la calidad de los productos lácteos. Según Harmon (1994), la mastitis se asocia siempre con una importante disminución de la lactosa, la α-lactoalbúmina y de la grasa en la leche debido a la reducción en la actividad del tejido mamario causado por el proceso inflamatorio. Además de que el mayor impacto negativo está relacionado con la disminución de la vida útil y alteraciones de las características sensoriales y organolépticas de la leche debido a los procesos enzimáticos de las células somáticas, por ejemplo; niveles más altos de ácidos grasos libres en la leche pueden ocasionar un sabor rancio (Sharma, 2011).

Las fluctuaciones en el CCS están influenciadas por la productividad de la vaca, la salud, la estación del año, la paridad y la etapa de la lactancia principalmente. Cualquier cambio en las condiciones ambientales, malas prácticas de manejo y condiciones de estrés para los animales aumentarán significativamente el CCS. En este punto es indispensable destacar que la higiene y la nutrición adecuada ayudarán a reducir la cantidad de células somáticas en la leche (Mohamed, 2018).

Como lo menciona Cheng (2020), las fluctuaciones en el CCS están influenciadas por diversos factores propios de la vaca como son:

  • La genética tiende a ser un factor, ya que, por ejemplo, las vacas Jersey son menos propensas a padecer mastitis que las vacas Holstein.
  • La estructura de la ubre también determina la susceptibilidad a una infección. Las vacas con pezones grandes en forma de embudo o ubres en forma de péndulo y cuartos ciegos después del parto tienen un mayor riesgo de mastitis subclínica.
  • La edad, las vacas con mayor número de partos tienden a sufrir mastitis, debido a que los canales lácteos son más anchos y han estado parcialmente abiertos debido a las lactaciones.
  • Periodo de transición, ya que la invasión bacteriana ocurre principalmente durante el período seco, especialmente al final de la gestación, ante estas condiciones, se deben seguir estrategias de prevención durante el periodo seco, como lo son el cuidado en la higiene del ambiente, uso de selladores, antisépticos, ordeño preparto, control de insectos, etc., además de una adecuada suplementación con vitaminas y minerales para ayudar a reforzar la respuesta inmune y controlar así las infecciones mamarias (Sharma and Maiti, 2016, Cheng, 2020).
  • Estrés nutricional y el sistema inmunológico. Durante la lactancia, existe una mayor demanda de energía y nutrientes para la síntesis de calostro y leche. Entonces, cuando la ingesta de alimento no cubre las demandas de lactancia, el ganado presenta un balance energético negativo. El balance energético negativo está asociado con las deficiencias de la dieta en oligoelementos, aminoácidos y vitaminas que conducen a una condición de inmunosupresión a nivel celular y humoral durante el inicio de la lactancia, lo que aumenta la susceptibilidad a las infecciones.
  • El ambiente, las condiciones ambientales y las prácticas de gestión de los rebaños tienen efectos decisivos en la salud y el bienestar de los animales. Mantener el rebaño limpio y cómodo puede reducir la incidencia y la gravedad de la mastitis. La alta densidad de ganado, el piso contaminado, la cama húmeda, la mala ventilación, el clima cálido y húmedo pueden promover el crecimiento de patógenos de mastitis y una mayor exposición de las vacas (Cheng, 2020).

Conclusión

Los sistemas de producción de leche actuales están sometidos a constantes desafíos que pueden afectar la salud de la vaca y la calidad de la leche, la industria ha sabido establecer las estrategias para minimizar o controlar estos desafíos. El manejo de antibióticos tradicionalmente ha logrado este efecto de control, sin embargo, es sabido que siempre es mejor el prevenir una infección de la glándula mamaria que controlarla a base de antibióticos.

Aunque el uso de antibióticos es la principal solución para los problemas contra el aumento de las CCS por mastitis, la eficacia es limitada. Aunado a esto, las bacterias han adquirido resistencias contra una amplia gama de antibióticos, por lo que se ha convertido en un problema de salud pública forzando a los ganaderos a buscar diferentes alternativas derivadas de productos naturales, como son inmunomoduladores para mejorar el sistema inmunitario de las vacas en periodos de desafíos, así como soluciones que ayuden a disminuir la humedad de las camas evitando el crecimiento de bacterias patógenas.

Es importante mencionar que nuevas tecnologías que pueden adicionarse al alimento generan en la vaca una mejor condición de salud y por lo tanto una mejor capacidad del sistema inmunitario para controlar estos posibles desafíos de microorganismos patógenos, y representan una herramienta que productivamente ayuda también a mejorar la rentabilidad del establo.

Literatura citada.

  • Cheng WN, Han SG. Bovine mastitis: risk factors, therapeutic strategies, and alternative treatments A review. Asian-Australas J Anim Sci. 2020;33(11):1699-1713. doi:10.5713/ajas.20.0156
  • Varela Moreiras G. La leche como vehículo de salud para la población. Nutr Hosp 2018.
  • Gaspar de los Reyes González Cu, Baldomero Molina Sánchez, Rafael Coca Vázquez. Calidad de la leche cruda. Primer Foro sobre Ganadería Lechera de la Zona Alta de Veracruz. 2010.
  • M. J. Paape and B, T. Weinland. Effect of Abraded Intramammary Device on Milk Yield, Tissue Damage, and Cellular Composition. J Dairy Sci 71:250-256. 1988.
  • N. Sharma, N. K. Singh and M. S. Bhadwal. Relationship of Somatic Cell Count and Mastitis: An Overview. Asian-Aust. J. Anim. Sci. Vol. 24, No. 3 : 429 – 438. 2011.
  • Bedolla, CC; Ponce de León, MER. Pérdidas económicas ocasionadas por la mastitis bovina en la industria lechera. REDVET. Revista Electrónica de Veterinaria, vol. IX, núm. 4. 2008.
  • P. V. Rossitto, L. Ruiz, Y. Kikuchi, K. Glenn, K. Luiz, J. L. Watts†, and J. S. Cullor. Antibiotic Susceptibility Patterns for Environmental Streptococci Isolated from Bovine Mastitis in Central California Dairies. J. Dairy Sci. 85:132–138. 2002.
  • R. J. Harmon. Symposium: Mastitis and genetic evaluation for somatic cell count. J Dairy Sci 77:2103-2112. 1994.
  • Mohanned Naif Alhussien and Ajay Kumar Dang. Milk somatic cells, factors influencing their release, future prospects, and practical utility in dairy animals: An overview. Veterinary World, EISSN: 2231-0916. 2018.
  • M.N. Hoque, Z.C. Das, A.N.M.A. Rahman, M.M. Hoque. Effect of administration of vitamin E, selenium and antimicrobial therapy on incidence of mastitis, productive and reproductive performances in dairy cows. International Journal of Veterinary Science and Medicine 4, 63–70. 2016.

Artículo publicado en Entorno Ganadero Diciembre- Enero 2022

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