Mvz, M. en C. Elizabeth Salinas Estrella.
Dra. Mayra E. Cobaxin Cárdenas
Mvz. Jesús Francisco Preciado De La Torre
Dr. Sergio D. Rodríguez Camarillo
Existen diversos factores a considerar para determinar si un hato tiene Anaplasmosis bovina, el primero de ellos es la ubicación geográfica en la que se encuentra el hato o, si recientemente hubo ingresos de animales procedentes de una zona de anaplasmosis, es necesario mantener en observación a los bovinos. La anaplasmosis es muy frecuente en las zonas de clima caluroso y húmedo, porque ahí es donde se reproducen más fácilmente las garrapatas, que son los vectores que la transmiten. También puede haber zonas del país donde no haya garrapatas, pero las moscas o los tábanos pueden diseminar la enfermedad. El uso de una sola aguja al vacunar o desparasitar varios animales, o la misma navaja para castrar varios machos también contribuyen a la transmisión de la enfermedad.
Lo segundo es observar la actitud de los animales; los bovinos son animales gregarios, de hato, así que es fácil notar cuando alguno anda enfermo, porque anda apartado del grupo, no come bien o deja de comer completamente, se mantiene mucho tiempo echado y hasta los ojos se le ven muy tristes. Cuando se ve alguno así es necesario medirle la temperatura corporal, eso se hace con un termómetro de mercurio o digital que se introduce con cuidado en el ano, pegando la punta a la pared del recto. La temperatura normal de los bovinos es entre 37 a 38°C; la temperatura corporal aumenta cuando hace calor a medio día, pero si el termómetro marca una temperatura corporal superior a 39°C ya podemos empezar a sospechar de anaplasmosis u otra infección. Cuando la infección es muy alta, la temperatura les puede subir hasta más de 40 o 41°C.
Otra cosa importante es que esta enfermedad les produce anemia e ictericia, esto quiere decir que la sangre tiene menos células rojas (que son las que transportan oxígeno en el cuerpo) y que se les pueden ver las mucosas y las conjuntivas de un tono amarillo.
Hay ocasiones en que los animales ya no aumentan de peso o las vacas de leche se ven más flacas y su producción diaria disminuye o se pierde, las hembras cargadas pueden abortar o hay retenciones de la placenta cuando paren; los becerros recién nacidos pueden enfermarse a los pocos días o nacer débiles e incluso nacer muertos o morir rápidamente; los sementales bajan su rendimiento y también disminuye la ganancia de peso.
Cuando observamos estas señales en un hato, hay varias enfermedades que habrá que diagnosticar, una de ellas es la anaplasmosis bovina; por lo tanto, es necesario llamar a personal Médico Veterinario, quienes son los profesionales idóneos para dar un diagnóstico presuntivo, con base en el análisis de todo lo que se ha mencionado antes, además de los registros de los animales, las edades de los bovinos afectados y el manejo que se hace.
El diagnóstico presuntivo puede ser suficiente para dar un tratamiento y establecer una estrategia de control, sin embargo, se recomienda hacer un diagnóstico confirmatorio el cual se puede lograr mediante varias pruebas de laboratorio. Estas pruebas se clasifican como directas o indirectas. Las pruebas directas son las que permiten ver a la bacteria causante de la anaplasmosis (Anaplasma marginale) o determinar su presencia por la existencia de su DNA en la sangre de los bovinos. Las pruebas indirectas determinan la presencia de una respuesta del cuerpo del bovino ante la invasión con este microorganismo causante de la enfermedad.
De las primeras, la más fácil de realizar, es la observación microscópica de un frotis sanguíneo. El hecho de que sea fácil y relativamente rápida de hacer no significa que sea definitiva porque, aunque los animales estén infectados con Anaplasma marginale, puede haber tan poca cantidad de estos parásitos que no es posible verlos en el microscopio y se requerirá una o dos muestras de sangre a los dos o tres días posteriores a la primera muestra.
De las segundas, la que puede dar información más rápido de muchos animales a la vez, es la ELISA; esta es una prueba que utiliza el suero que queda de la sangre que se coagula. En él hay anticuerpos contra todos los microbios que puedan estar afectando a un bovino, así, una muestra de suero sirve para saber si los bovinos han desarrollado anticuerpos contra Anaplasma marginale. El resultado positivo de esta prueba, aunque específico de esta enfermedad, solamente va a indicar si uno o varios bovinos han estado en contacto con Anaplasma marginale en algún momento de su vida, pero no indica que en ese justo momento esté infectado con este organismo. Por otro lado, el resultado negativo no indica que no haya anaplasmosis en el hato, solamente dice si los bovinos han generado anticuerpos contra A. marginale o no, puede haber ocasiones en que la muestra se obtuvo cuando al inicio de la infección, por lo que no hubo suficiente tiempo para que el bovino generara anticuerpos y, por lo tanto, el resultado sería negativo, aunque ese bovino se pueda enfermar después de algunos días.
Otra prueba directa, aunque más costosa que las anteriores, es la PCR. En esta prueba primero se tiene que obtener una muestra de sangre de la que se extrae DNA. A partir de ese DNA se intenta amplificar una sola secuencia que va a indicar la presencia del microorganismo o no en la sangre en el momento de la obtención de la muestra. Al igual que en la microscopía, un resultado negativo puede no ser definitivo si la muestra se obtuvo durante los primeros días después de la infección con A. marginale. Sin embargo, al ser más sensible y altamente específica, es de mayor utilidad como apoyo diagnóstico.
No obstante, lo ideal para lograr un diagnóstico más certero es la evaluación integral de todos los aspectos que permiten la identificación de la anaplasmosis bovina.
Dado que ésta es una enfermedad presente en gran parte del territorio mexicano, el trabajo que se realiza en los laboratorios de investigación es de gran importancia. Hasta la fecha ha permitido generar tecnologías de diagnóstico y vacunación, así como estrategias de control y prevención de brotes de esta enfermedad en todo el país. Una de estas estrategias es la capacitación, ya que es una herramienta de suma importancia para la prevención, detección y control de enfermedades infecciosas del ganado bovino.
MVZ. M. EN C. ELIZABETH SALINAS ESTRELLA
DRA. MAYRA E. COBAXIN CÁRDENAS
MVZ. JESÚS FRANCISCO PRECIADO DE LA TORRE
DR. SERGIO D. RODRÍGUEZ CAMARILLO
Instituto Nacional de Investigaciones Forestales,
Agrícolas y Pecuarias (INIFAP).
Centro Nacional de Investigación Disciplinaria en Salud Animal e
Inocuidad, Unidad de Investigación en Anaplasmosis Bovina. Jiutepec, Mor.
