Meat Attraction

Antonio Palomo
www.foroagroganadero.com

Cuántas veces hemos escuchado aquello de que somos lo que comemos. A ver si esto va a explicar muchos de los comportamientos actuales vitales irracionales sobre los de nuestros Padres y Abuelos, quienes estaban más preocupados por comer que por qué comer. Bien sabemos cómo la proteína animal ha contribuido al desarrollo del cerebro de nuestra propia especie Homo sapiens, que algunos aminoácidos de la carne contribuyen al desarrollo muscular y que muchos micronutrientes como vitaminas y minerales intervienen en numerosos metabolismos, procesos oxidativos y desarrollo inmunitario, permitiéndonos estar en homeostasis. La semana pasada se presentó Meat attraction, la Feria Internacional de la Carne que se celebrará entre el 6 y 8 de marzo de 2023 en Ifema Madrid.

Los intervinientes pusieron de relieve que España somos una potencia alimentaria a nivel mundial, y muy especialmente en el sector de la carne de porcino, tanto blanco como ibérico, y tengo la ilusión de que así seguirá siendo. El sector cárnico es el cuarto en la balanza comercial nacional, siendo nuestro producto muy valorado en más de 100 países. Se dice que el petróleo del futuro es el alimento, y que el mundo se dividirá entre países productores y receptores, basado en el bienestar animal, la calidad y la sostenibilidad de la carne en toda la cadena alimentaria. Es por ello, que estaremos viendo un spot publicitario donde nuestro país, gracias al tejido productivo (agricultores, ganaderos, pescadores), “somos los más ricos del mundo”, que coincide con lo que tantas veces decimos, y es que aquí se vive estupendamente, motivo por el cual, a pesar de los pesares, que no son pocos, algunos siempre volvemos.

A ver si es que ser el tercer país productor de porcino del mundo, puesto que ocupamos en muy pocas facetas positivas, va a ser más importante de lo que nos creemos hoy, y por supuesto a futuro, lo cual también me ilusiona. Me viene a la cabeza, pensando en las personas que también comemos carne como fuente de proteína animal, por cierto, una mayoría, la estrofa de aquella canción de La Cabra Mecánica: “Tú que eres tan guapa y tan lista, el mundo me parece más amable, más humano, menos raro”. Allá por 1997 este grupo musical, originario de Madrid, tocaba pop rock y rumba catalana, reemergiendo, como tantas cosas, en julio de este 2022 en un concierto en Cartagena, seguido de otro en Alcalá de Henares este pasado agosto, al que asistió un compañero, dando fe de Los Lichis, que cantan aquella canción, que tanto me gusta titulada “No me llames iluso, porque tenga una ilusión”, por no referirme a esa otra “La cesta de la compra”. Sin duda, unos visionarios.

No hay una dieta universal para los humanos, es más, no puede existir, ya que nuestro cuerpo no es un sistema estático ni simple, a pesar de que traten de implantarnos la mejor dieta, algo que tan solo preocupa en los países WEIRD (Western Educated Industrialized Rich and Democratic), que solo origina confusión y obsesión. No se han preguntado por qué esto ni siquiera se lo plantean las personas que viven en los países pobres. Fijémonos, por ejemplo, en dos dietas: la crudívora y la paleo. Los crudívoros afirman que la forma más sana y natural de alimentarse es comer alimentos crudos sin cocinar, catalogando a las prácticas culinarias de la cocina como perversión, ignorando que el arte de cocinar se remonta a la prehistoria. En competencia por las dietas sanas está la paleo, basada en la ausencia de granos (carbohidratos – almidón), pero rica en grasas, que se contradice con que ya hace casi 200.000 años nuestras dietas eran ricas en carbohidratos. Pienso que estos planteamientos erróneos, desde el punto de vista alimenticio, se basan en que la comida solo sirve para sobrevivir en y con el planeta, cuando la verdad evolutiva es que la comida cumple propósitos mucho más elevados.

Meat Attraction meat atraction 1

Nuestra relación con la comida, igual que con el sexo, se ha ampliado hasta superar su propósito original, ya que, si fuera tan básico, las mejores dietas serían la del cucurucho, la de lagarto, la de membrillo, la de Benito o la de Andrés. Nuestro sentido del gusto evolucionó en una época en la que la carne y otras comidas ricas en grasa, la sal y el azúcar eran escasos. A buen seguro que en esa época había menor porcentaje de personas con diabetes y otros trastornos metabólicos. A lo largo de la historia, cuando cualquier persona se toma una bebida espirituosa-alcohólica, no está pensando en ingerir la energía suficiente para cubrir sus requerimientos, sino más bien lo hace como lubricante social. Pensemos que una lata de cerveza tiene 150 calorías, prácticamente las mismas que 100 gramos de carne. Quizás las personas ignotas cometan más errores en su alimentación al desconocer los orígenes e historia de la comida.

Las afirmaciones categóricas sobre qué debemos de comer son errores garzonianos, ya que no son verdaderas al no abarcar a todas las personas, cayendo en lo que Aristóteles ya clasificó como “falacia de división”. Mis Padres me enseñaron a prestar más atención a la conducta de las personas, que no a las cosas que dice la gente de su conducta. Si pedimos a la gente que crea en cosas que son manifiestamente falsas, cada vez será más difícil que puedan formarse una idea coherente de la vida, ya que preferirán fantasear antes que confiar en la observación y la realidad. Aquí quiero apuntar, que ilusión y fantasía no son lo mismo. Todos conocen el refrán que dice: “consejos vendo que para mí no tengo”.

En el libro Tacuinum sanitatis se mencionan los elementos clave para el mantenimiento de una salud equilibrada, refiriéndose a que somos, además de lo que comemos, lo que bebemos y lo que sentimos (alegría llama a alegría e ira a ira). Cuanto más tiempo pasemos midiendo las fuerzas de nuestro intelecto con las realidades inmunes a manipulaciones, principal práctica publicista y populista, menos probable es que culpemos a nadie de nuestros propios errores, sabiendo del hecho de que creer en la mala suerte y no en la buena, hace que nos cueste más reflexionar y aprender de dichos errores. La buena suerte no es populista y la mala se trata de manipular. Los éxitos no son por casualidad, siendo fruto de mucho trabajo y pasión, como me mencionaba la semana pasada un excelente colega llamado Modesto, a quien dedico esta columna. A ello, inquiero realizar el análisis de coste-beneficio, que no está completo hasta que lo comparo con las demás cosas en las que podría invertir el tiempo. Alea iacta est – “la suerte está echada”.

“El cuerpo humano es como la tierra: cuando su propietario la mantiene en un buen estado de cultivo, proporcionándola agua en cantidad equilibrada y eliminando la vegetación excesiva, la producción aumenta”. Ibn Butlan, Tacuinum Sanitatis – Manual medieval sobre salud y bienestar.

Artículo publicado en Los Porcicultores y su Entorno Noviembre- Diciembre 2022

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