Avispón tiene en jaque a colmenas de abejas de EU y Canadá

Redacción BM Editores.

Ni es la historia del “Avispón Verde”, ni está acompañado de su temible y hábil “Kato”, lo que sí es que es una rara especie de insecto llegado de Asia, el cual mantiene en jaque y alarma a colmenas de abejas de Estados Unidos y Canadá.

Autoridades en el noroeste del Pacífico de los Estados Unidos y la provincia canadiense de Columbia Británica están llevando a cabo una campaña agresiva para erradicar las colonias de “avispones asesinos” que parecen estar afianzando su presencia en la región después de llegar del continente asiático.

Los apicultores comerciales han expresado su preocupación por el bienestar de sus colmenas en caso de que la especie Vespa mandarinia se establezca en América del Norte.

Los insectos tienen pocas defensas contra los avispones asiáticos que pueden erradicar rápidamente una colmena completa de abejas, pero expertos advierten que el “avispón asesino” es parte importante del ecosistema.

Desde 2019, tan solo en Columbia Británica, los expertos han informado de al menos siete nidos o avistamientos de insectos agresivos, que son nativos de Japón, la península de Corea y otras partes de Asia continental.

A los avispones se les ha culpado de los ataques a varias colmenas de abejas en las que se aniquilaron colonias enteras.

Cabe resaltar que ha habido más casos en la frontera en el estado de Washington, incluidos incidentes en los que los expertos que monitoreaban los sitios fueron atacados y reportaron picaduras mucho más dolorosas que las de los insectos tradicionales y conocidos por todos.

Los avispones asesinos son de los más grandes del mundo pues un adulto puede crecer hasta más de 4,5 centímetros de largo y tener un aguijón de otros 6 milímetros de largo, por lo que su picadura es más dolorosa e inclusive puede ser mortal.

Este avispón por lo general se encuentra en bosques y áreas montañosas y crean nidos ampliando las madrigueras existentes u ocupando árboles en descomposición.

El avispón se alimenta principalmente de otros insectos, como las orugas, así como de la savia y la miel de los árboles.

Conrad Bérubé, apicultor y entomólogo de Nanaimo, Columbia Británica, señaló que un ataque concertado de varias docenas de trabajadores de Vespa mandarinia puede destruir una colonia completa de 25 mil a 30 mil Apis mellífera en cuestión de unas pocas horas.

Japón gasta alrededor de 20 millones de euros al año en la erradicación de los nidos de estas avispas, dijo, mientras que la cifra en Corea del Sur ronda los 12,3 millones de euros al año.

Expertos en los EU estiman que si el avispón se estableciera en ese país, los costos anuales de exterminio superarían rápidamente los 27,6 millones de euros.

Bérubé, responsable de erradicar un nido en la isla de Vancouver en noviembre de 2019, tomó más precauciones de lo habitual, como ataduras de kevlar en muñecas y tobillos, además de un traje de abeja, pero esto fue insuficiente porque aun así recibió al menos siete picaduras, las que describió como un gran dolor y como si le hubieran clavado “chinchetas calientes en la carne”.

En Asia se culpa a los “avispones asesinos” de la muerte de unas 50 personas al año.

Se han tomado medidas para proteger las colmenas de abejas, como trampas y reducción del tamaño de la entrada de la colmena, aunque Bérubé admitió que “ninguno de estos métodos parece ser del todo eficaz o satisfactorio“.

El problema, al igual que con otras especies invasoras o introducidas artificialmente en otras partes del mundo, es que los avispones no tienen depredadores naturales.

Kevin Short, profesor que se especializa en educación ambiental en la Universidad de Ciencias de la Información de Tokio, ha estado estudiando avispas japonesas durante 35 años.

Dice que son depredadores feroces, pero insiste en que también son algo incomprendidos. “Los medios japoneses les dieron el nombre de ‘avispones asesinos’ y eso no es justo, ya que son extremadamente beneficiosos para el medio ambiente. Se alimentan casi por completo de presas como las orugas que de otro modo devastarían los cultivos agrícolas. Los agricultores de las montañas les dan la bienvenida“.

Nadie sabe cómo pueden haber llegado los avispones al noroeste del Pacífico, aunque la introducción y el establecimiento de una especie congénere en Francia se remontan a un envío de contenedores de carga de macetas de terracota de China.

Pilas de ollas de barro con espacios entre las ollas parecen haber servido como cámaras de hibernación para los avispones asiáticos, mientras que las exportaciones similares de Asia se venden en centros de jardinería en los Estados Unidos y Canadá, y las aduanas y otras agencias fronterizas deben idear sistemas efectivos, formas de fumigar los envíos para garantizar que no traigan especies invasoras a la región.

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