La Epoca Romántica de la Avicultura

M., DR. HC. MVZ. René C. Frappé
IN MEMORIAM

Hoy, la Avicultura es una industria con todas las características de las empresas altamente tecnificadas y está muy bien que así sea. La estimuló la Segunda Guerra Mundial, ya que la carne de aves y el huevo, no estaban racionados en E.U.A., como la carne de res y la de cerdo, que eran enviadas a las tropas que luchaban en los frentes de Europa y del Pacífico.

En los propios E.U.A., se formaron grandes empresas avícolas sobre todo en el estado de California y, especialmente en la región de Petaluma. Hasta Hollywood se contagió con la “fiebre” avícola, como lo demuestra la película “El Huevo y yo”, que protagonizó la actriz francesa Claudette Colbert, que entusiasmó a muchos profanos en todo el mundo.

Aquí en México florece la Avicultura de traspatio o de corral. Aun en la propia Ciudad de México, a poca distancia del Palacio Nacional. En los años cincuenta, podíamos observar pollos y guajolotes en las azoteas de los edificios, a una cuadra de la Catedral.

Como algo verdaderamente admirable, con ribetes de leyenda, se hablaba de la Granja Santa Bárbara, propiedad del General Plutarco Elías Calles, ubicada en Iztapaluca, Estado de México, con cuatro mil gallinas que tenían hasta un veterinario de planta: el Dr. Rubio Lozano.

También existían otras granjas más pequeñas, como la del Señor Socke, que criaba gallinas Plimouth Rock barrada y tenía una incubadora donde, inclusive, maquilaba a otros avicultores. Su granja estaba en la Calzada de las Aguilas en Villa Obregón.

La granja del Sr. López Negrete, con su selecta línea Rhode Island roja, de las que llevaba un registro individual de postura y de su “pedigrí” en tarjetas (cómo le hubiera sido útil una computadora de las actuales).

Recordamos también con tristeza, la Granja Menorca, de la calzada de Tulyehualco, con sus hermosas aves de azabache, que desapareció con la epizootia de Laringotraqueítis que azotó a nuestra avicultura en 1958 y en 1959.

A cual mas, tenía una granjita con no más de mil aves de postura, que le producían ganancias para sostener a su familia y enviar a su hijos a la Universidad. Avicultores con más entusiasmo que capital; ¡Tiempos aquellos!

Ahora, las granjas para ser redituables, deben poseer miles de aves.

Surgieron “Maestros de la Avicultura”, como los hermanos Pablo y Agustín Aragón Leyva, que a “su modo”, hicieron escuela; proliferaron tiendas avícolas que expedían alimento, medicamentos, vacunas, huevo, pollitos de diversas edades, implementos avícolas, etc.

En un rincón de nuestra memoria, aparecen los apellidos Manzanilla, Perrusquia, Garcés (que se atrevió llamar a su granja “Fábrica de Huevo”), Bachenau, Cruz Díaz y otros pioneros de la Avicultura que nos enseñaron mucho, con sus éxitos y fracasos.

No podemos olvidar a las amorosas amas de casa, que criaban unas pocas gallinas en sus patios o su rancho, juntando diez huevos para “echar” a sus gallinas cluecas, en nidos de pajas, debajo del bracero de carbón cerca del “tlecuil” de leña; la enorme alegría que producía la gallina, o una guajolota guiando a su prole, y su desesperación cuando les “arrimaban” huevos de pata o de gansa para incubar, cuando los patipollos, o los ansarinos, obedeciendo a su instinto, se metían a los charcos a nadar.

También son dignos de mención “Los Tres Caballeros” de las exposiciones y congresos avícolas, Martín Bachtold, José Oteiza y Fernando Cruz, y a los primeros especialistas en Avipatología, Manuel Olvera, Ernesto Bachtold, Alejandro Cuadra y Jesús Estudillo, entre otros.

Con la llegada de epizootias, como la enfermedad de Newcastle (1947), la Laringotraqueítis Infecciosa, el complejo de Enfermedad Respiratoria Crónica, el complejo de Leucosis

Avícola, las enfermedades tradicionales de las aves de corral, como el Cólera, la Viruela, La Pepita de la Lengua, las parasitosis como el Arestín de las patas, los “corucos”, las lombrices, etc., pasaron a segundo término.

Sólo el Newcastle, la Tifoidea y otras salmonelosis continúan preocupando a los avicultores modernos a pesar de las campañas oficiales, así como a los nuevos problemas que siguen apareciendo, como la Influenza Avícola y otras.

Los criadores de gallos de pelea, de guajolotes, codornices, patos, gansos, palomas (mensajeras o de ornato), de avestruces y aves exóticas, han seguido caminos diferentes.

Artículo publicado en Los Avicultores y su Entorno Abril-Mayo 2019

Fernando Puga
Fernando Pugahttps://bmeditores.mx/
Editor en BM Editores, empresa editorial líder en información especializada para la Porcicultura, Avicultura y Ganadería.
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