Factores de Virulencia en Micoplasmas: Su Relación con las Medidas de Prevención y Control

Dr. Raúl O. Cerdá
Cátedra de Microbiología FCV-UNLP
ECO Animal Health-UK
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Introducción

Las bacterias del género Micoplasma pertenecen a una clase especial llamada Mollicutes (molli= blando; cute: tejido), nombre que hace referencia a su característica morfológica distintiva de no poseer pared celular como el resto las bacterias.

Debido a esto, los micoplasmas fueron considerados inicialmente como virus filtrables ya que las suspensiones filtradas realizadas a partir de tejidos infectados eran capaces de infectar animales luego de su inoculación.

Por otro lado, debieron pasar muchos años antes de que pudieran ser cultivados en medios sintéticos de laboratorio.

Principales características:

  • Carencia de pared celular (proceso de evolución reductiva a partir de bacterias G+).
  • Tamaño y genoma extremadamente pequeños (pérdida de material genético).
  • Altamente exigentes para su desarrollo (adaptación a forma de vida parásita).
  • Producción de colonias microscópicas características (forma de huevo frito).
  • Parásitos extra e intracelulares de todas las especies animales, plantas e insectos.
  • Poca viabilidad en el medio ambiente.
  • Alta infectividad y diseminación.
  • Resistentes a la respuesta inmune y antibióticos de baja absorción.
  • Principal vía de infección: respiratoria y transovárica.
  • Alta especificidad de especie y de tejidos (respiratorio, urogenital, articular).

Estas características tan particulares en los micoplasmas son las causantes de su difícil diagnóstico y aislamiento, y por otra parte son las responsables de la producción de enfermedades de curso crónico en animales de producción intensiva. Salvo algunas pocas excepciones, como es el caso de Mycoplasma mycoides productor de la pleuroneumonía bovina, la gran mayoría de las especies no generan enfermedades de curso agudo y con alta mortalidad. Entre éstas se encuentran Mycopplasma gallisepticum (Mg) y Mycoplasma synoviae (Ms), productoras de la Enfermedad Respiratoria Crónica y la Sinovitis Infecciosa en aves de corral.

Otro factor de mucha importancia a la hora de explicar el curso cónico de las enfermedades producidas por estos microorganismos, son los factores de virulencia presentes en ellos. Pero antes de enumerarlos es fundamental entender qué son los factores de virulencia bacteriana y la diferencia entre “patogenicidad” y “virulencia”.

  • Patogenicidad: es la propiedad de producir patología o enfermedad.
  • Virulencia: refiere a la intensidad o gravedad de la enfermedad.
  • Factores de Virulencia: son las propiedades intrínsecas de los agentes patógenos que aseguran su efectividad en la génesis del proceso infeccioso.

Dicho esto, los principales factores de virulencia en micoplasma son:

  • Resistencia al medio ambiente, al sistema inmune y antibioticoterapias (producción de biofilms en materiales inertes y tejidos).
  • Resistencia a la fagocitosis: polisacáridos de envoltura y productos solubles que dañan membrana del lisosoma.
  • Adhesividad (mediante proteínas de citoadhesión a receptores de sialoglicoproteínas).
  • Resistencia al medio ambiente, al sistema inmune y antibioticoterapias (producción de biofilms en materiales inertes y tejidos).
  • Resistencia a la fagocitosis: polisacáridos de envoltura y productos solubles que dañan membrana del lisosoma.
  • Adhesividad (mediante proteínas de citoadhesión a receptores de sialoglicoproteínas).

A partir del repaso de las características de los micoplasmas y de sus factores de virulencias, estaríamos en condiciones para intentar establecer criterios de prevención y control que tengan en cuenta tales propiedades. Es evidente que la situación ideal para no tener que lidiar con estos agentes es mantener un estatus de libre de Mg y Ms tanto en los planteles de abuelas y reproductoras como de broilers mediante estrictas medidas de bioseguridad.

A este respecto, es importante recordar la alta diseminación aérea debido a su pequeño tamaño, y por lo tanto edificar las granjas lo más alejado posible de otras granjas, mataderos, rutas, poblaciones (las granjas de traspatio son una de las fuentes más importantes de infección). El vacío sanitario debería respetarse siempre, así como el lavado y desinfección a fin de disolver los biofilms y eliminar los micoplasmas presentes en los edificios. Si bien y como se detalló los micoplasmas son bacterias muy simples carentes de cápsulas y pared celular, pueden protegerse de las condiciones adversas del medio ambiente y desinfectantes mediante la formación de biofilms. Los biofilms también pueden ser producidos en los tejidos constituyendo una barrera de defensa frente al sistema inmune del ave como así también de los antibióticos. Por tal motivo sería siempre más efectivo realizar los tratamientos en forma de pulso y preferentemente en el agua de bebida antes que los animales manifiesten signología clínica teniendo en cuenta que en ese momento podrían estar ya cubiertos con biofilm.

Prevención y control mediante antibióticos:

Debido a su alta absorción y diseminación en tejidos, prin- cipalmente respiratorios, y su alta penetración intracelular tanto en macrófagos como células somáticas, los antibióticos macrólidos (tilosina, tilvalosina, tilmicosina, josamicina, etc.) han sido y son considerados como las moléculas más efectivas para el control de Mg y Ms, al igual que las pleuromutilinas (tiamulina, valnemulina). Una característica adicional en los macrólidos es su actividad inmunomoduladora y antiinflamatoria lo cual permite una recuperación más rápida de las aves enfermas y una mejor respuesta del animal frente a infecciones secundarias.

Por otra parte no tienen contraindicaciones en su asociación con otras drogas debido a su alta seguridad, pudiéndose aplicar junto con ionóforos sin riesgo alguno. El mayor peligro con esta clase de antimicrobianos es su mal uso (dosis subterapeuticas en el alimento en forma continua, por ejemplo) lo cual ha permitido la aparición de cepas resistentes, principalmente a tilosina.

Por tal motivo, es fundamental seguir las indicaciones de las casas proveedoras, evitar el uso de dosis bajas en el alimento y emplear las preparaciones solubles en forma de pulso para asegurar una eliminación total de las cepas presentes. La rotación entre moléculas de distinta familia debería ser una práctica común especialmente en aves de postura comercial debido a que nunca hay descanso en este tipo de explotaciones, no siendo esto tan importante en reproductoras pesadas (debido a ser de una sola edad y “todo dentro-todo fuera”).

En cuanto al control mediante vacunación, debemos recordar que uno de los principales factores de virulencia en micoplasma es la presencia de proteínas de citoadhesión. Por tal motivo las vacunas vivas tendrán mayor efectividad mientras sean aplicadas en aves libres y con un buen sistema inmune. De este modo, las cepas vacunales podrán colonizar más apropiadamente la mucosa respiratoria, desarrollarse y generar una inmunidad local más efectiva frente a desafíos de campo. Si existen dudas sobre la real negatividad del lote antes de su vacunación, sería recomendable hacer un tratamiento fuerte al agua de bebida durante 3 ó 4 días, una semana antes de aplicar la vacuna.

Conclusiones finales

Por todo lo expuesto en esta presentación podríamos concluir que los micoplasmas seguirán siendo un problema en la avicultura con el cual deberemos aprender a convivir. Cuanto más conozcamos de su epidemiología, factores de virulencia, actividad dentro y fuera del hospedador, susceptibilidad antibiótica, asociación a otros agentes y variables ambientales, etc., lograremos un control más efectivo y a un menor costo. El uso apropiado de los antimicrobianos (momento de aplicación, dosis, duración, vía de administración, calidad y respaldo de la droga, rotación, etc.) impactará positivamente en los resultados a mediano y largo plazo.

El empleo asociado de antibióticos de amplio espectro conjuntamente con desinfectantes ambientales para reducir la carga microbiana nos ha permitido lograr resultados excelentes en el control y hasta la erradicación de micoplasmas en planteles de reproductoras. Por último, considero muy importante observar la dirección que ha tomado la Unión Europea respecto al uso de antimicrobianos para producción animal. Tales directivas no solamente ayudarán a salvaguardar estas armas indispensables para la producción avícola, sino que nos permitirán contar con alimentos más sanos y seguros para nuestra población.

Artículo publicado Los Avicultores y su Entorno Junio-Julio 2014

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