Experiencias en el control de la coccidiosis en pollo de engorda

MVZ. MC. Carlos Valladares de la Cruz
Asesoría Avícola Independiente.

Introducción

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Figura 1. La coccidiosis es la enfermedad parasitaria más frecuente en el pollo de engorda.

La coccidiosis es la enfermedad parasitaria más importante del pollo de engorda. Esta parasitosis intestinal afecta negativamente a la productividad del pollo en términos de ganancia de peso, conversión alimenticia, pigmentación y ocasionalmente en mortalidad. Las especies más importantes en el pollo de engorda son Eimeria acervulina, Eimeria maxima y E. tenella. El ciclo biológico del parásito es directo e incluye mecanismos de reproducción asexual y sexual. Durante el desarrollo del ciclo biológico se generan las lesiones intestinales responsables de la baja productividad. La transmisión de la enfermedad es horizontal y la fase infectante, llamada oocisto, es muy resistente al medio ambiente. La infectividad del oocisto puede perdurar hasta por 2 años; el oocisto sobrevive bien en la cama hasta por 15 días y en heces durante 3 a 9 meses. Puede haber transporte mecánico de los oocistos por moscas, escarabajos o en el polvo de las casetas

Los oocistos pueden ser destruidos a 53° por 15 minutos, mientras que temperaturas menores a 0°C no los destruyen. Para ser infectante, el oocisto tiene que esporular en el medio ambiente; existen condiciones ambientales que favorecen la esporulación y por lo tanto la transmisión de la enfermedad. Factores como temperatura ambiental, humedad ambiental, humedad de la cama y ventilación de las casetas influyen enormemente en la propagación de la enfermedad (Figura 2).

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Figura 2. La temperatura ambiental, la humedad ambiental, la humedad de la cama y la ventilación de las casetas influyen en la propagación de la coccidiosis.

La esporulación de los oocistos requiere temperaturas superiores a 20°C y un nivel de humedad mayor al 50%. Bajo condiciones comerciales es prácticamente imposible erradicar la enfermedad, sin embargo, buenas prácticas de manejo y medidas de bioseguridad adecuadas ayudan a mantenerla bajo control. Se ha demostrado que el estado de salud de las aves, particularmente en referencia a su capacidad de respuesta inmune, es también un factor importante a considerar para el control de la coccidiosis; una disminución en la capacidad de respuesta inmunológica, ya sea de origen viral, tóxico o de cualquier otra índole, incrementa la susceptibilidad de las aves hacia los efectos de la infestación por Eimeria. La cantidad y la calidad del alimento, así como los programas de alimentación, son factores que también influyen en el control de la enfermedad.

Programas de Control de la Coccidiosis

La mayoría de los sistemas de producción de pollo tienen un programa permanente de control de la coccidiosis, ya sea por medio de sustancias anticoccidiales incluidas en el alimento o por medio de vacunas (Cuadro 1). Los medicamentos anticoccidiales son conocidos genéricamente como coccidiostatos o anticoccidianos. Por su origen y mecanismos de acción, estos medicamentos se han clasificado en dos grandes grupos: 1) anticoccidiales ionóforos, que son obtenidos por fermentación microbiana y tienen un mecanismo de acción similar y 2) anticoccidiales químicos, son de origen sintético y tienen mecanismo de acción variable. Los programas con medicamentos pueden ser completos (“full program” en inglés), usando sólo un medicamento o sólo una combinación de medicamentos durante toda la engorda, o bien pueden ser duales, en los que se usan dos medicamentos y/o dos combinaciones diferentes de medicamentos, uno en el período de iniciación y el otro en el período de engorda y finalización. Es importante señalar que para que los anticoccidianos funcionen adecuadamente, es necesario que su presencia sea constante en la luz intestinal.

El cambio de medicación puede ocasionar un efecto conocido como “traslape” en el cual los medicamentos no alcanzan una concentración suficiente en la luz intestinal, lo que puede generar una reproducción mayor de los parásitos en los períodos de cambio de medicamento en el alimento. Recientemente se ha popularizado el uso de vacunas en los programas de control de la coccidiosis en el pollo de engorda. Generalmente se usan vacunas de oocistos viables, sensibles a los medicamentos anticoccidiales; en algunos casos los oocistos son seleccionados por tener un ciclo de replicación con una duración menor a la característica. Existen vacunas que contienen oocistos que presentan sensibilidad disminuida a ciertos medicamentos anticoccidiales.

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Diagnóstico de la Coccidiosis

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Figura 3. Alteración en el grado de pigmentación de la piel de las patas en un caso de coccidiosis por E. máxima.

Usualmente el término Coccidiosis hace referencia a la presentación de la enfermedad clínica con signos y lesiones severas, situación que debería ser muy rara si el programa de control está funcionando adecuadamente. Coccidiasis es un término originado en la década de los sesentas, para describir infecciones leves o sintomáticas, que sin embargo pueden tener efectos severos sobre la productividad. Para hacer un diagnóstico de coccidiosis se debe tomar en cuenta a los factores que favorecen la presentación de la enfermedad, como la edad, el manejo, la presencia de enfermedades inmunodepresoras, la calidad y cantidad del alimento, y los programas de alimentación.

La confirmación del diagnóstico de coccidiosis incluye la observación de los signos clínicos, la determinación del tipo, localización y grado de las lesiones intestinales, la tasa de eliminación fecal de oocistos, la evaluación de los parámetros productivos, el grado de pigmentación y el estado de la cama en la caseta. El diagnóstico será más preciso conforme se considere un mayor número de parámetros en la evaluación. La presencia de signos, lesiones, eliminación elevada de oocistos en heces y los efectos adversos de la infección varían dependiendo del programa de control en uso y de los tratamientos preventivos y/o curativos empleados.

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Figura 4. Heces cecales con sangre fresca en un caso de coccidiosis por E. tenella.

El parámetro afectado de manera más sensible en los casos de coccidiosis o de coccidiasis es el grado de pigmentación del pollo de engorda, en términos de intensidad, proporción de colores y uniformidad (Figura 3). Las características de las heces como la cantidad, el color, la consistencia, el aspecto, la presencia de alimento semidigerido, moco o sangre son un buen indicador de la intensidad de la infección (Figura 4).

La determinación del tipo, grado y localización de las lesiones es muy importante para identificar a las especies de coccidia involucradas en el cuadro; es preferible seleccionar y sacrificar aves específicamente para esta evaluación. El criterio de selección de las aves a evaluar es importante para la representatividad de la evaluación. La selección de aves con signos se utiliza para la confirmación de un diagnóstico presuntivo, mientras que una selección completamente al azar generalmente se utiliza para la evaluación del programa de control en uso. La evaluación de las lesiones está basada en la descripción clásica de Johnson y Reid (1970) que toma en cuenta la localización y la intensidad de las lesiones. En este sistema la escala de evaluación va de 0 a 4, donde 0 es normal y 4 es la lesión más severa. El intestino se divide en 4 zonas para identificar las lesiones por especie: 1) duodeno para lesiones de E. acervulina, 2) yeyuno desde el final del duodeno hasta el divertículo de saco vitelino, para lesiones de E. maxima, E. mitis o E. necatrix, 3) intestino delgado inferior, del divertículo del saco vitelino hasta la entrada de los ciegos para E. mitis, E. necatrix o E. bruneti, y 4) ciego, para lesiones de E. tenella (Figura 5).

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Figura 5.- La determinación del tipo, grado y localización de las lesiones es muy importante para identificar a las especies de coccidias involucradas en el cuadro.

Es también importante evaluar la evolución de las lesiones, esto se logra realizando observaciones de manera rutinaria, de preferencia semanalmente entre la tercera y la sexta semana de edad. Las lesiones adquieren su mayor intensidad aproximadamente una semana antes de que la eliminación fecal de oocistos alcance su nivel más alto. Otra ventaja de la evaluación de las lesiones es que se pueden tomar muestras de raspados intestinales y de órganos en formol para histopatología, y así confirmar la presencia del parásito en el sitio de la lesión. En condiciones de campo, donde se pueden presentar lesiones poco características o lesiones complicadas por otros agentes este tipo de estudios son requeridos para confirmar la causa de las lesiones.

La determinación del número de oocistos en heces, usando una cámara de conteo de McMaster es un método que mostró ser apropiado para el conteo de oocistos de coccidia desde su evaluación inicial en 1958 por Long y Rowell (Figura 6). Actualmente el uso de la cámara de McMaster tiene gran aplicación práctica, sin embargo, es necesario hacer algunas consideraciones para la interpretación de los resultados. El resultado se emite como número de oocistos por gramo de material analizado (o/g) y debe incluir la identificación de la especie de Eimeria, que es usualmente expresada en porcentaje; las especies son identificadas de acuerdo al tamaño y forma de los oocistos.

Las muestras más utilizadas son las de heces frescas, en las que el resultado refleja la tasa de eliminación fecal de oocistos en el momento del muestreo; la prueba también puede realizarse a partir del contenido cecal, donde el resultado refleja la cantidad de oocistos inmaduros antes de ser eliminados. En ambos casos la sensibilidad del método depende de la dilución de la muestra, pero el método convencional tiene una sensibilidad de 100 oocistos por gramo de material analizado. Las muestras de cama indican la cantidad de oocistos esparcidos en la caseta, recientes o con cierto tiempo; en estos casos los oocistos están mezclados con el material de cama, algunos ya fueron destruidos por el medio ambiente y no reflejan el estado actual de la infección, algunos estudios hechos en México (Moreno, 1997) indican que la prueba realizada con muestras de cama tiene muy baja sensibilidad y no es adecuada para emitir un diagnóstico de situación, a diferencia de la prueba realizada a partir de heces frescas. El segundo factor a considerar es el procedimiento de muestreo; los mejores resultados se obtienen realizando un procedimiento constante y colectando muestras de varios sitios de la caseta.

Las muestras deben mezclarse hasta obtener una muestra representativa de la caseta. Es importante no mezclar muestras de casetas diferentes ni de aves de diferentes edades para no incrementar factores de variación. Son indicadores de riesgo de brote conteos de 100,000 o/g para E. acervulina, 70,000 o/g para E. tenella y 10,000 o/g para E. maxima. Para la interpretación correcta, el resultado de la prueba debe compararse con el resultado de la semana anterior, la edad de las aves, las características físicas de las heces como color, consistencia, cantidad de líquidos, olor, presencia de material extraño, moco, alimento semidigerido, sangre o restos de mucosa. La duración del ciclo reproductivo y el período prepatente son diferentes entre las especies de coccidias del pollo, por lo que la eliminación más fuerte de oocistos ocurre primero con E. acervulina, luego con E. tenella y posteriormente con E. maxima. El programa de control de coccidiosis en uso puede afectar la cantidad de oocistos eliminados.

El valor de la determinación fecal de oocistos como herramienta para la evaluación del programa de control depende de que el muestreo sea aleatorio, representativo y constante.

Evaluación de los Programas de Control de Coccidiosis

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Figura 6. Técnica de McMaster para el conteo de oocistos en heces.

En un estudio realizado en el período 1995-2006, se analizó un total de 69,243 muestras de heces (90%) y contenido cecal (10%) procedentes de 90 granjas de pollo de engorda de estirpe, origen, alimento, manejo y programa de control de coccidiosis similar, a partir de aves de 3, 4, 5 y 6 semanas de edad. Se obtuvo el promedio de eliminación fecal de oocistos semanal de todas las muestras, de muestras de 4 semanas y de muestras de 6 semanas. Los resultados obtenidos indicaron un incremento en la eliminación fecal de oocistos en los años de 1995 a 1999 y una disminución progresiva de la eliminación fecal de oocistos en los años de 2000 a 2006. Se observó una aparente correlación entre conteos de oocistos elevados y problemas clínicos de coccidiosis, y entre conteos de oocistos elevados y disminución en la productividad, incluyendo el nivel de pigmentación. El registro de la eliminación fecal de oocistos puede detectar tendencias de comportamiento de la enfermedad y puede compararse contra la incidencia de problemas clínicos, los niveles de eficiencia productiva, la época del año, el programa para el control de coccidiosis utilizado y con la determinación de los patrones de resistencia de las coccidias contra los anticoccidianos. El registro de la eliminación fecal de oocistos puede usarse de manera predictiva en el control de la coccidiosis.

En este estudio, el registro de la eliminación fecal de oocistos se comparó contra el programa anticoccidial usado en el período 1995-2006. El programa de control usado fue rotativo con el uso de anticoccidiales en forma dual, utilizando anticoccidiales químicos o mezcla de químico- ionóforo en la fase inicial (1-21 días) y posteriormente un anticoccidial ionóforo (día 22 a término); durante períodos cortos se utilizó un programa de anticoccidial químico- químico; en los años 2000, 2001, 2003, 2004 y 2005 se incluyó el uso de vacunas vivas dentro del programa de control. Se observó que la eliminación fecal de oocistos varió dependiendo del programa de control en uso, aunque la tasa de eliminación fecal de coccidias durante programas similares tuvo variaciones a través del tiempo.

La tendencia de aumento en la eliminación fecal de oocistos y el incremento de problemas clínicos durante los primeros 5 años de este estudio sugirieron la aparición de resistencia de las coccidias locales a los anticoccidiales utilizados. Durante estos 5 años únicamente se utilizaron sustancias anticoccidianas en el programa de control de coccidiosis (Figura 7).

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Figura 7 Eliminación fecal de oocistos en pollo de engorda durante 12 años usando la técnica de McMaster.

La resistencia de las coccidias a los anticoccidiales es un fenómeno genético que se desarrolla por exposición continua y/o prolongada a los medicamentos; se presenta más rápido con los coccidiostatos químicos que con los ionóforos y es irreversible. La literatura científica menciona que una solución práctica a este problema es el cambio de la población coccidiana de campo por una población sensible a los medicamentos.

Se decidió realizar dos estrategias para restablecer la efectividad del programa de control de coccidiosis: 1) determinar los niveles de sensibilidad de las coccidias locales a los anticoccidianos, e 2) incluir el uso de vacunas vivas en el rograma de control para modificar la población de coccidias en el campo, en los años 2000, 2001, 2003, 2004 y 2005.

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Figura 8. Sensibilidad de aislados de E. acervulina a los coccidiostatos de 1999 a 200

Para conocer los patrones de sensibilidad a los anticoccidianos, se obtuvieron 7 aislamientos de coccidias de campo: en 1998 de E. tenella, en 1999 de E. acervulina, en 2002 de E. acervulina y E. tenella y en 2003 de E. acervulina, E. tenella y E. maxima. Todos los aislados fueron obtenidos de muestras de campo con eliminación elevada de oocistos en heces y se obtuvieron cuando el programa de control de coccidiosis no incluía el uso de vacunas en el momento del aislamiento. Todos los aislados fueron enviados al Centro Intervet de Investigación Animal Veterinaria, en Frankfurt, Alemania. La evaluación de la sensibilidad fue realizada en batería usando aves de dos días de edad. Se evaluó el índice de lesiones, la ganancia de peso, la eliminación fecal de oocistos y el índice de deyecciones de acuerdo a lo descrito por Mac Dougald y col. en 1986 y 1987. Los aislados fueron clasificados como sensibles (S) si el anticoccidiano logra reducir en 50% o más el efecto de la inoculación sin tratamiento; como Sensibilidad Disminuida o Intermedia (I) si el anticoccidiano logra reducir entre un 30% y un 50% el efecto de la inoculación sin tratamiento, o como Resistente (R) si el anticoccidiano reduce en un 30% o menos el efecto de la inoculación sin tratamiento. Se evaluaron 13 sustancias anticoccidianas en cada prueba.

Los resultados obtenidos se observan en las Figuras 8 y 9 e indicaron que los patrones de resistencia a los anticoccidianos variaron dependiendo de la especie de coccidia y del año del aislamiento. Para E. acervulina, el aislado de 1999 fue resistente al 60% de los medicamentos, intermedio al 27% y sensible al 13%; el aislado de 2002 fue resistente al 40% e intermedio al 60%, mientras que el del 2003 no presentó resistencia a ningún medicamento, fue intermedio para el 73% y sensible al 27%. En el caso de E. tenella el comportamiento fue diferente, el aislado de 1998 fue resistente al 33% de los anticoccidianos, intermedio al 67% y sensible al 33%; el aislado de 1999 fue resistente al 26%, intermedio al 60% y sensible al 13% de los medicamentos, mientras que el aislado del 2003 fue resistente al 46%, intermedio al 46% y sensible sólo al 6%.

El restablecimiento de la sensibilidad a los anticoccidianos fue menor para E. tenella que para E. acervulina a través del tiempo. Aparentemente el restablecimiento de la sensibilidad a los anticoccidianos con el uso de vacunas se desarrolla lentamente y varía entre las especies de coccidias. El aislamiento de E. maxima del 2003 fue sensible al 100% de los anticoccidianos, lo que sugiere un origen vacunal. Las pruebas para la determinación de la sensibilidad de las coccidias a los anticoccidianos tienen ventajas y desventajas, y los resultados tienen que ser interpretados cuidadosamente. Las pruebas de sensibilidad son lentas, muy costosas y su valor depende de la representatividad de los aislados analizados, Por otro lado, en dichas pruebas los anticoccidanos son evaluados en igualdad de circunstancias.

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Figura 9. Sensibilidad de aislados de E. tenella a los anticoccidianos de 1998 a 2003

Estos resultados sugieren que la inclusión de las vacunas vivas en los programas de control de la coccidiosis a largo plazo es de utilidad para restablecer la sensibilidad a los medicamentos anticoccidiales y el mecanismo de acción más probable es la modificación de la población coccidiana de campo.

El uso de las vacunas en los programas de control también requiere de ciertos cuidados y existen algunos factores que afectan el desempeño de las vacunas. Es necesario asegurarse que todos los pollos reciban la dosis adecuada de la vacuna; no se deben usar medicamentos con actividad anticoccidial durante los primeros 14 días de edad (como sulfas o amprolio); se debe asegurar que exista una reinfección homogénea de los pollos después del primer ciclo de replicación de la vacuna y se debe asegurar una humedad de la cama suficiente para que se lleve a cabo la esporulación de los oocistos vacunales y éstos puedan iniciar un nuevo ciclo de reinfección. Una posible desventaja con el uso de las vacunas es la introducción de especies de coccidias nuevas que no existían en la población original.

Se debe considerar que la aplicación de las vacunas vivas generan una infección activa a una edad muy temprana, la cual puede agravarse por una aplicación inadecuada en términos de dosis y uniformidad, el estado de salud general de la parvada, principalmente en lo referente a su capacidad de respuesta inmunológica y a la presencia de condiciones medioambientales adversas que favorezcan la replicación excesiva de las cepas vacunales.

Cuando el programa de control de coccidiosis incluye el uso de vacunas vivas es imprescindible la valoración clínica de las parvadas, el diagnóstico oportuno y eventualmente el uso de tratamientos anticoccidiales para la modulación de la respuesta a la vacunación. La aplicación de vacunas vivas puede afectar negativamente a los índices productivos, sobre todo en términos de pigmentación y conversión alimenticia. La decisión del uso de vacunas vivas en el programa de control debe plantearse tomando en cuenta los efectos inmediatos y los efectos a largo plazo para la productividad de la empresa.
Otra posibilidad es que el espectro antigénico de las coccidias vacunales sea diferente al de las coccidias de campo, esta situación ha sido confirmada y existen reportes de la existencia de por lo menos dos tipos antigénicos de E. maxima y que la protección de las vacunas puede ser parcial.

En este estudio, durante la evaluación rutinaria del programa de control de coccidiosis, se observó un incremento, leve pero gradual, de problemas asociados a infecciones con E. maxima con efectos severos en la pigmentación durante los años 2003 y 2004, aun en los períodos de uso de vacuna, lo que sugirió un nivel de protección incompleto. Para confirmar este hallazgo, se obtuvo un aislado de E. maxima en el año 2004, en un período posterior al uso de la vacuna, para determinar el nivel de protección de la vacuna al aislado local. Este estudio se realizó en el Instituto de Investigación en Biofarmacia y Veterinaria, en Praga, República Checa. Se observó que la producción de oocistos a partir del aislado local fue mucho mayor en aves vacunadas que en aves sin vacunar (22 millones contra 6 millones de oocistos por ave), lo cual fue interpretado como protección no adecuada de la vacuna probablemente debida a diferencias antigénicas entre la cepa vacunal y la cepa de campo (Figura 10).

El Programa de Control de la coccidiosis debe considerar el control de los factores medioambientales y de manejo que favorecen la presentación de la enfermedad, incluyendo controles de la humedad ambiental y de la humedad de la cama, así como el abastecimiento de alimento en cantidad y calidad adecuada. Es necesario establecer un sistema de diagnóstico oportuno, práctico y confiable, por medio de estudios rutinarios de evaluación de lesio- nes intestinales en aves seleccionadas al azar, así como por medio de la determinación de la eliminación fecal de oocistos con la cámara de McMaster. Los casos sospechosos observados en el campo deben confirmarse mediante estudios de Laboratorio.

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Figura 10.- Eliminación fecal de oocistos en aves desafiadas con una cepa local de E. máxima, vacunadas y sin vacunar con una vacuna comercial de coccidiosis.

Es importante también el conocimiento de las características de la enfermedad en las condiciones de producción particulares de cada empresa, incluyendo incidencia y prevalencia de la enfermedad, las variaciones en la presentación relacionadas con el clima y/o la época del año, con el programa de control de la enfermedad, la edad de las aves afectadas y especies de Eimeria presentes en el campo. No siempre es posible extrapolar íntegramente las experiencias obtenidas bajo condiciones diferentes de producción y es necesario generar información propia. Sería recomendable que las empresas tuvieran su propio laboratorio de diagnóstico y su propia granja experimental. Por ejemplo, en otro estudio, en el año 2005, se evaluaron 5 programas de anticoccidiales simultáneamente en una misma granja experimental, para obtener datos comparables. La eliminación fecal de oocistos mostró variaciones leves a lo largo del estudio pero no alcanzó indicadores de riesgo en ningún tratamiento, los Índices de Productividad Europeos fueron similares entre los programas, sin embargo, los niveles de pigmentación amarilla sí mostraron diferencias entre los tratamientos.

La evaluación constante del programa de control de coccidiosis puede determinar la necesidad de la aplicación de tratamientos curativos en caso de ser necesario y se debe establecer un criterio uniforme para la aplicación de los tratamientos. Si la situación lo justifica, se puede establecer un programa de tratamientos preventivos o metafilácticos estratégicos de acuerdo a la edad de las aves.

El control de la coccidiosis a mediano y largo plazo requiere la sustitución de las coccidias resistentes a los medicamentos por otras sensibles a los mismos.

Las ultimas investigaciones indican que, tanto el uso de vacunas como de sustancias anticoccidianas, de manera estratégica, pueden ayudar a restablecer la sensibilidad de las coccidias a los anticoccidiales disponibles en el mercado.

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Artículo publicado en Los Avicultores y su Entorno

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